CABINHO, el máximo goleador de toda la historia de la Liga Mexicana (1969-1987)
Si hay algo que hacemos bien en México es olvidarnos del pasado, desapegarnos de las glorias y desdeñar lo logrado décadas atrás.
Y aunque muchísimos aficionados futboleros sabemos de lo que cientos de jugadores alcanzaron desde los primeros años del deporte en México, la memoria colectiva va empujando a las sombras a todo lo que le parece viejo, pasado de moda.
Pero lo peor es cuando decidimos borrar al mejor y más impresionante delantero extranjero que ha pisado nuestros estadios de futbol profesional.
Evanivaldo Castro Silva nació en Salvador de Bahía, Brasil, el 28 de abril de 1958. Perdió muy joven a sus padres, por lo que quedó al cuidado de su tío, comandante de la policía militar.
Al crecer entre cuarteles, agarró el gusto por la parafernalia del ejército y se vestía con ropa de camuflaje, por lo que recibió su icónico apodo de Cabinho.
Los primeros pasos de Cabinho en el Fútbol
Sus pininos en el futbol se dieron en el Bai Bola local, para luego pasar por las básicas del Botafogo da Bahia, el Esportiva Palmeiras, el Clube de Regatas de Flamengo y el Atlético Mineiro.
Sin embargo su debut profesional fue en el América de São José do Rio Preto, donde Evanivaldo jugó marcó 17 goles en 24 partidos.
Tuvo un fugaz paso con el Flamengo, en donde participó de 6 encuentros y anotó un gol ante el Botafogo. También portó la camiseta del primer equipo del Atlético Mineiro, en donde metió la pelota en la puerta dos veces en trece partidos.
Cabinho en la Portuguesa
Sin embargo el equipo en donde se hizo reconocido en Brasil fue con La Portuguesa. En 1973, después de marcar muchísimos goles con el equipo Rubro-Verde, llegó a la final del campeonato Paulista, ante Santos, con el mismísimo Rey Pelé al frente.
Después de un cerrado empate a ceros, en el complemento Cabinho anotaba el gol que daba la victoria y evitaba el último título de Pelé con el Peixe. Sin embargo, de manera sorpresiva, era anulado por el árbitro Armando Castanheira Marques.
El juego se alargó hasta los penales, en donde tres jugadores de la Lusa erraron y del Santos anotaban dos de tres. En ese momento el colegiado daba por finalizado el partido y declaraba campeón al equipo de Pelé, a pesar de que La Portuguesa todavía tenía opciones de empatar el encuentro.
Después de una reunión de 13 minutos, las autoridades brasileñas tomaron una decisión inédita: los dos equipos eran nombrados campeones paulistas, con lo que Santos ganaba su treceavo título y la Portuguesa el tercero.
No hay registros claros de cuántos partidos jugó en la Lusa, pero logró anotar 68 goles en partidos amistosos y oficiales.
Transferencia a Pumas
A sus 26 años le fue ofrecido venir a México para jugar en Pumas. La Portuguesa no lo quería vender, pero Cabinho quería escapar de algunos problemas amorosos y forzó a la directiva a dejarlo ir.
Sus primeros meses fueron duros, ya que Carlitos Peters, entonces entrenador universitario, prefería dejarlo en la banca, cosa que al brasileño no le gustaba, acostumbrado a entrenar de sol a sol y esperando un papel protagónico.
A punta de goles logró hacerse del puesto titular y en su primera temporada anotó 16 goles, siendo el que le marcó a Toluca el primero gol de las tres centenas que anotaría en nuestro país.
Temporada 74-75
En la misma 74-75, los Pumas de la UNAM ganarían su primer título oficial: la Copa México, venciendo al América con gol de Carlos “Sobuca” García. También sería el primero para el Cabo, además de conseguir el título de goleo del torneo, con 14 tantos.
Los Pumas también conquistaban el Campeón de Campeones, derrotando al Toluca por 1-0, el 27 de julio de 1975.
El año siguiente era la primera muestra que regalaba el soteropolitano de su impresionante capacidad goleadora en la liga.
Primer titulo de goleo de Cabinho en México
Los Pumas hacían una campaña buenísima y se colocaban en segundo lugar general, sólo por debajo de los Cremas del América. Pero lo mejor fue la cuota de Castro Silva: con 29 goles, incluyendo un poker en la goliza de 9-0 ante los Tecos, el brasileño se alzaba con el título al máximo romperredes en la Liga Mexicana.
Las crónicas de la época en Brasil lo recuerdan como un adulto jugando contra niños, que poco podían hacer para evitar los remates de Cabinho, que ya hacía uno con la izquierda, otro con derecha y otro más con la cabeza. Una letal adición a nuestro campeonato, que no veía esos números desde 1950, cuando el Negro Aparicio metió 30 goles jugando para Veracruz.
También recibía su primer Citlali como mejor delantero de México.
Lamentablemente para la causa auriazul, eran eliminados en cuartos de final por el extinto Unión de Curtidores.
Temporada 76-77
Y sin embargo en la 76-77 se superaría y llevaría a su equipo a la gloria máxima.
Después de su ascenso a la Primera División en 1962, la UNAM sólo había conseguido el subcampeonato de la 67-68, aunque habían debutado a grandes promesas como Enrique Borja, Aarón Padilla y Miguel Mejía Barón.
Pero en 1978 un equipo formado por enormes figuras de la talla de Juan José Muñante, Spencer Coelho, Leonardo Cuéllar, el debutante Hugo Sánchez y por supuesto Evanivaldo Castro, la Universidad lograría su primer campeonato de liga.
Después de una encarnizada lucha parejera con el Club América, el torneo terminaba empatado con ambos equipos en 50 puntos. No obstante la diferencia de goles de +24 le daba el primer lugar a los universitarios.
Bicampeonato de goleo
De los 67 goles que marcó el equipo durante ese año, 34 fueron tenían el nombre de Cabinho, lo que por supuesto le convertía en bicampeón de goleo. Tenemos que remontarnos hasta la 47-48 para encontrar algo parecido, donde el gigantesco Adalberto “Dumbo” López conseguía 36 tantos, allá en los primeros años de la época profesional.
La liguilla de ese torneo fue por grupos. En el sector 1, los felinos dejaban en el camino a Cruz Azul, Atlético Español y al recién ascendido San Luis. En estos encuentros a ida y vuelta, el brasileño se apuntaba otros 5 goles.
En el grupo 2 se daba la sorpresa y los Leones Negros salían victoriosos por encima de América, Atlético Potosino y las Chivas de Guadalajara.
Final Pumas vs U de G
La final de ida fue dura y peleada. Ambas escuadras tenían aproximaciones y el arquero de la U de G le atajaba una clara al Cabo; todo quedaba tablas y así se iban a jugar la vuelta en el Estadio Azteca.
En otro gran partido disputadísimo, los dos equipos se enfrentaban de poder a poder. Leo Cuéllar mandaba una volea al travesaño. Luego José Geraldo Cándido disparaba desviado.
Entre el mismo brasileño y su compatriota Cabinho se estorbaban al intentar rematar un buen centro de Leo. Ya en el segundo tiempo, Nené sacaba un zapatazo que tampoco encontraba portería.
Luego Muñante se lucía con una picadita espectacular, pero Cabinho no atinaba con el toque suave. El juego parecía irse al alargue, sin embargo en el minuto 85 Spencer daba un pase casi sin ver, para que el inmenso Evanivaldo le regalara su primer título a un equipo que había luchado con mucha fuerza para poder levantar esa copa.
El de Salvador de Bahía volvía a recibir el premio de mejor delantero, pero también se llevaba el de mejor jugador de la Liga Mexicana. Y apenas era su tercer año en México.
Temporada 77-78
En la 77-78 las cosas no cambiarían, por supuesto. El gran delantero conseguía la friolera de 33 metas perforadas, con lo que acumulaba su tercer título de goleo individual consecutivo. Este hito sólo había sido logrado por Hilario “El Moco” López en la era amateur, además del Dumbo López y Enrique Borja ya en años más recientes.
Los Pumas volvían a asaltar la parte alta de la tabla, aunque esta vez en segundo puesto, por detrás del América. En liguilla le daban la vuelta al marcador y sacaban una justa victoria por 3-2 global ante la U de G, con otro más del sudamericano.
En semis perdían la ida frente al Tampico, pero en Ciudad Universitaria Chucho Ramírez, Mario Trejo, Cervantes y por supuesto Cabinho, aniquilaban a los tamaulipecos y pasaban a la gran final.
Final Pumas vs Tigres
Ahí se encontrarían con un asombroso Tigres, que era liderado por un espectacular Tomás Boy, que ya llevaba varios años con un elevado nivel de futbol.
En la ida la Universidad de Nuevo León se ponía por delante con dos goles de Walter Mantegazza. En el Olímpico del sur de la Ciudad de México, el Jefe se puso los zapatos de crack y tras una jugada maestra, cedía al uruguayo mundialista en 1974, quien fácilmente clavaba el tercero de los regiomontanos al 54’.
La UNAM tardó casi media hora en responder y después de una dejadita de Cabinho, Washington Olivera firmaba el de la honra. Los Tigres conseguían su primer título y dejaban en la lona a un gran rival.
No obstante, Evanivaldo volvía a obtener el cetro de mejor delantero y otra vez el de mejor jugador de nuestro país. Ya era una leyenda y nadie se atrevía a decir lo contrario.
Fue Castro Silva el jugador que ayudó a potenciar las capacidades del joven Hugo Sánchez. Cabinho cuenta que Hugo acostumbraba a bañarse e irse al finalizar los entrenamientos, pero él le convencía de quedarse a rematar y chutar a gol, para perfeccionar sus habilidades.
A partir de ahí, Sánchez lo tomó como una forma de vida y lo repitió siempre, por el resto de su carrera.
En ese verano del 78’ hubo voces que lo pedían para la Selección Mexicana que asistiría al mundial de Argentina. Sin embargo el entonces técnico José Antonio Roca dijo que no y bueno, ya sabemos cómo terminó aquella participación.
Temporada 1978-79
Fue en la temporada 1978-79 que sucedió un hecho sobresaliente: dos jugadores del mismo equipo compartían el título de goleo. Ya en otras ocasiones jugadores de equipos distintos habían levantado el trofeo, sin embargo era inédito lo que sucedía con Cabinho y Hugo.
Hugo Sánchez y Cabinho campeones de goleo
Ambos con 26 goles se proclamaban los máximos romperredes. El último gol de Sánchez cayó porque Evanivaldo había fallado un par de penales en partidos anteriores y el técnico Bora Milutinovic indicó que fuera el mexicano el encargado del siguiente, cosa que sucedió en el juego contra Cruz Azul, con lo que empataron en la cima.
De los 77 goles que Pumas marcó en esos 38 partidos, 52 fueron de estos portentos de delanteros. Con esas marcas extraordinarias, la UNAM volvía a calificar a la liguilla, que otra vez se definía con una nueva fase de grupos.
Ahí los universitarios pasaban por encima de Tigres, Monterrey y Zacatepec, aunque apenas por un gol de diferencia con los de la Autónoma.
Final pumas vs Cruz Azul
En la gran final se enfrentarían con un Cruz Azul de época, que contaba en sus filas al gigantesco Miguel Marín, Nacho Flores, Miguel Ángel Cornero, Guillermo Mendizábal, Gerardo Lugo y Horacio López Salgado, todos dirigidos por el recién fallecido Ignacio Trelles.
La ida en casa puma fue un peleado empate a ceros, que dejaba todo listo para la vuelta en el Estadio Azteca.
Apena empezando Chucho Ramírez disparaba a puerta, pero se iba muy por encima. Iturralde desbordaba por derecha, pero el Superman tapaba en dos tiempos, después del contrarremate de Evanivaldo.
Cruz Azul lo intentaba, pero Olaf Heredia la mandaba a tiro de esquina. En ese mismo cobro Montoya ganaba el rebote, pero el tiro de Cornero también iba a parar a las gradas y el cerrado encuentro se iba al descanso.
Ya de vuelta, Cruz Azul se salvaba después de una salida en falso de Marín, que al final López Malo rescataba antes de que cruzara la línea de meta.
Al 73’ Lugo sacó un riflazo que se estrelló en la madera larga y luego la defensa no logró despejar. La pelota le caía a Jara Saguier, quien sin dudar clavaba el de la ventaja azul.
Las balanza se inclinó hacia los cementeros y con una triangulación perfecta por la banda izquierda, Horacio López Salgado recibía una diagonal directo en la frente y se elevaba con sus 1.68 metros de estatura para marcar el segundo y definitivo.
La Máquina sellaba su sexto trofeo liguero y dejaba en el subcampeonato otra vez a los Pumas de Cabinho y compañía.
Contratación de Atlante
Y a pesar de que en febrero de ese año el Cabo anunciaba su retiro del futbol finalizando la temporada argumentando motivos personales, en octubre se iba, pero de los Pumas y el Atlante con 8 millones de pesos compraba su carta.
El brasileño de 30 años jugó cinco temporadas con la Universidad, consiguiendo 1 título de liga, 1 de copa, 1 Campeón de Campeones, cuatro títulos de goleo, cuatro Citlalis al mejor delantero y dos al mejor jugador del campeonato nacional.
Es, por supuesto, el máximo anotador del equipo, con 166 goles en 184 partidos. El segundo es el Tuca Ferretti, con 128. De jugadores en activo sólo se le acerca, entre comillas, Eduardo Herrera, con 52 anotaciones.
Cabinho es uno de los pilares que sostienen la historia del equipo de la UNAM. Gol tras gol, partido tras partido y trofeo tras trofeo, Evanivaldo Castro definió la grandeza de su escuadra, dejando una estela que impacta todavía a los jóvenes aficionados pumas, muchos de los cuales probablemente no conozcan lo que hizo en la década de los 70.
En pocas palabras, si los auriazules hoy son llamados equipo grande, es en muy buena medida gracias al paso de Cabinho en sus filas durante sólo un lustro.
Debut de Cabinho con Atlante
El viernes 12 de octubre de 1979, Castro Silva debutaba con los Potros de Hierro, en un Estadio Azteca iluminado por fuegos artificiales, para celebrar la llegada del amazónico al equipo del pueblo.
Con dos goles ante los Tecos, Cabinho iniciaba una trayectoria azulgrana que poco dejó que desear respecto a lo realizado en Ciudad Universitaria.
Quinto titulo de goleo 79-80
En su primer año, la 79-80, el sudamericano mejoraba su cuota goleadora a 30 tantos, superando sólo por uno a su ex compañero Hugo Sánchez. Con esto alcanzaba su quinto título de goleo individual, igualando en la cima al varias veces mencionado Dumbo López, espectacular delantero de los viejos tiempos.
No sólo era el número cinco, si no que era consecutivo, algo que jamás había pasado, que todavía no se ha repetido y que se ve en extremo complicado que vuelva a pasar algún día. También se sumaba, por si fuera poco, el Citlali al mejor delantero de México.
No obstante la participación de su equipo en liguilla se quedaba corta. Con derrotas ante el Coyotes Neza y Cruz Azul, los atlantistas quedaban en segundo lugar de su sector, a pesar de los cuatro goles del brasileño en la post temporada.
Temporada 80-81
En la 80-81 las cosas serían muy malas para el Atlante. Con 13 derrotas en 38 partidos, quedaban en tercer lugar de su grupo y no se calificaban a la liguilla.
Sin embargo la racha de goles del genio delantero apenas disminuía en un gol. Con sus 29 tantos, el Cabo conseguía su sexto campeonato de goleo consecutivo. Con esto superaba a todos los jugadores de toda la historia del futbol mexicano. Nunca nadie había conseguido seis balones de oro en México y nunca nadie lo ha vuelto a lograr.
A estas alturas de la historia de Evanivaldo uno podría imaginar la estatua que se estaba diseñando para adornar Ciudad Universitaria o el nuevo estadio que llevaría su nombre. Tristemente, esto nunca pasó.
Temporada 81-82
En año siguiente, la 81-82, por fin pudo llegar a la final, después de ser el súper líder del torneo regular. El formato regresaba a las eliminatorias a dos juegos y ahí primero los Potros deshacían al Atlético Español con 2 del brasileño y un global de 5-3.
En semis derrotaban en la ida 2 por 0 a los Coyotes Neza y el empate a ceros de la vuelta era suficiente para llegar a la lucha por el título contra los Tigres.
Final Atlante vs Tigres
Los felinos recibían a los Potros en el Universitario. El primero era para los atlantistas, al minuto 4. Sin embargo La Volpe cometía un grave error, al no sostener un centro de Batocletti y Gonçalves sólo empujaba la bola.
Ya en el 54’ Tomás Boy remataba de cabeza y con eso se llevaban la ventaja al Estadio Azteca.
Esa final sería de lo más emocionante. Primero Moses lo intentaba con una media vuelta, pero desviado. Luego González conducía la pelota entre varios Tigres, pero su remate era muy débil y Mateo Bravo controlaba.
El Jefe Boy enseñaba toda su calidad y se quitaba de encima al defensa, pero no concretaba con la izquierda. Alberto Jorge se inventaba un cabezazo en la orilla del área, pero el portero Bravo, quien por cierto estaba supliendo al titular Pilar Reyes, volvía a salvar a su equipo.
Jorge la agarraba de aire, pero otra vez el número 12 atajaba el disparo. Sergio Orduña probaba suerte, pero la volaba.
En un tiro libre Cabinho inflaba los músculos y reventaba la pelota que el portero apenas alcanzaba a escupir y luego se ponía otra vez la capa de héroe para salvar el contrarremate. El Azteca estaba anodadao con la actuación del portero volador.
En el complemento Vázquez Ayala tuvo una oportunidad de oro, pero cometía una pifia solo frente a Bravo.
Los Potros insistían e insistían y tuvo que llegar el monstruo del área para, con su remate seco y a quemarropa, poner el del empate global al minuto 84 y mandar el juego a los tiempos extra.
La primera del alargue fue para Moses, que no alcanzaba a cachetear adecuadamente el centro de Vázquez Ayala.
Al 5’ Cabinho cabeceaba, pero sin dirección. Los ataques atlantistas se concentraban por la izquierda y los Tigres ya estaban muy agotados. El Ratón Ayala punteba la pelota que se iba por el costado.
Jorge filtraba una pelota precisa para Sergio Lira, pero el ex del Tampico la mandaba al poste. En un madruguete el Gonini se metía al área sin obstáculos y centraba, pero el arquero desviaba, luego el disparo se iba muy lejos.
Atlante dominaba con mucha claridad, pero no lograba concretar. José Luis González centraba, pero Lira no atinaba con la testa. El genial Alberto Jorge caía lesionado y tenía que ser sustituido justo cuando acababan los primeros 15 minutos extra.
El técnico atlantitsta Horacio Casarín ya preparaba la lista de tiradores para los penales. La leyenda felina, Osvaldo Batocletti, se postraba impasible ante un disparo de González y se iba trotando como si nada.
Los Potros intentaban e intentaban, pero no lograban agitar las redes. El veterano Cabinho ya se notaba cansado y casi no pedía la pelota, mientras el sol empezaba a arreciar sobre la capital mexicana.
La última del brasileño fue un cabezazo sin fuerza, que Bravo tomaba con calma. Los jugadores caían con calambres y todos se rendían a resolver la final desde los once pasos, por primera vez en la historia del futbol mexicano.
Como en las épocas de oro, los mejores siempre iban al último, por lo que en la lista Evanivaldo quedaba en el quinto puesto para los Potros de Hierro.
El primero fue el Ratón Ayala, que le pegó con la uña al balón y se iba muy lejos de la portería. Incluso un jugador de Tigres le consolaba.
Salvador Carrillo le pegaba con desidia y Ricardo Antonio La Volpe se recostaba para detenerla. Sin embargo Sergio Lira, con la número 10 en la espalda, disparaba a la derecha y San Mateo atajaba sin problemas.
Geraldo Gonçalves reventaba el balón y La Volpe se vencía a su derecha. Moses le pegaba horrible y nuevamente Bravo detenía el cobro, para desmoralizar completamente a los atlantistas.
El Patrulla Gerónimo Barbadillo, campeón de la Copa América en 1975 con Perú, le pegaba con mucha calidad y también anotaba su gol.
El argentino La Volpe, que siempre será recordado como una parte esencial de la historia futbolística de México, engañaba a Bravo y le demostraba a sus compañeros cómo se anotaban los penales.
El guardameta se volvía a poner los guantes, literalmente, pero no podía hacer nada con el disparo de Orduña, quien concretaba el llamado Aztecazo y dejaba a Cabinho con las ganas de tirar a gol.
Si hubo algo que le faltó al inmenso centro delantero fue un puesto en el seleccionado nacional de Brasil. Méritos siempre los tuvo, como hemos podido apreciar en este recuento.
Sin embargo el futbol mexicano era poco o nada conocido fuera de nuestras fronteras y por ello nunca fue considerado. Incluso en este verano del 82, con el Mundial de España a la vuelta de la esquina, Cabinho le escribía una carta a Telê Santana, entonces técnico de la Canarinha, solicitando su llamado.
Fue ignorado y en su lugar convocaron a Serginho, delantero del Sao Paulo y que tenía un nivel absolutamente inferior a Cabinho. La Verdeamarelha se cruzaba con la Italia de Paolo Rossi en el mundial y los brasileños no pudieron con él.
El 15 de diciembre de ese año, el brasileño anunciaba un extraño retiro, otra vez, después de sufrir con lesiones de ingle. En su supuesto partido de despedida, le clavaba dos goles al Puebla. Se iba a Brasil a recuperarse, justo a la mitad de la campaña.
Cabinho se va del Atlante
Con esto se despedía del Atlante, equipo con el que jugó 134 veces y ganó dos títulos de goleo, dos Citlalis al mejor delantero y otro más como el mejor jugador del país, nombramientos que se repetían y se repetían a lo largo de su carrera en México.
Además, con 108 tantos superaba los 107 de Horacio Casarín y se proclamaba máximo anotador de los Potros en liga, ya que el mexicano metió otros 13 en Copa. Definitivamente nadie puede alcanzar esta marca.
Cabinho a León
No obstante en julio de 1983, los medios deportivos apuntaban a un regreso del brasileño al futbol mexicano, después de algunos meses de inactividad. Era el León el equipo que lo recibía. Llegando a México, el jugador de 34 años salido del retiro declaró “Vengo a ganar mi octavo título de goleo”. Adivinen qué pasó.
En su primer partido como esmeralda falló un penal, pero marcó en el emapate a 3 con el Tampico Madero. A partir de ahí comenzaba la última historia de amor del sudamericano con México.
No obstante su primera campaña no era de lo mejor a nivel colectivo, donde el León no calificaba a la liguilla. Y aunque en el plano individual se apuntaba 17 goles, no le llegaba a Norberto Outes, quien se llevó el trofeo de mejor goleador con 28 dianas.
Temporada 1984-85
Sin embargo, en la temporada 1984-85, Evanivaldo Castro Cabinho, a sus 35 años de edad, firmaba el último gran año del mejor delantero extranjero que jamás había venido a nuestro país y que la historia sólo le encontraría un rival digno hasta 15 años después, en un paraguayo de nombre José Saturnino Cardozo.
Con un tanto casi regalado que le clavó a sus Pumas el 4 de mayo de 1985 el Cabo llegaba a 23 goles, una suma lejana a sus mejores años, pero que con su veteranía le alcanzaba para superar a todos los demás delanteros de la Primera División Mexicana.
Y con ello alcanzaba su octava corona de máximo goleador, para subir hasta el último escalón y ver desde lo más alto la historia del pasado y del futuro del futbol mexicano, que tendrá que esperar muchos años, si no décadas, antes de ver romperse esos récords creados con pies de diamante brasileño.
En liguilla Cabinho, con un gol en la ida y otro en la vuelta, llevaba al León a vencer a la U de G y avanzar a semifinales.
Ahí se encontraba con sus Pumas, quienes ya en esos días habían avisado que no querían de vuelta al brasileño para un torneo de despedida.
El Cabo no se achicó y marcó el último gol con el Club León, para darle el empate a 3 en la ida contra su amada UNAM. En la vuelta no pudo hacerse presente y los esmeraldas se iban eliminados.
Así se despedía del León, en donde jugó 76 partidos y marcó 44 veces. Se marchó al Paysandú de su país, de donde no se sabe gran cosa de lo que hizo.
Cabinho en Tigres
A los 39 años de edad volvía por última vez a las canchas de México, esta vez con la número 9 de los Tigres de Nuevo León, en donde anotaría la misma cantidad de goles, en 33 encuentros.
Y ahora sí, cumpliendo su enésima promesa de retiro, se despedía el brasileño de las canchas de futbol. Se iba triste, al no poderse despedir con el equipo de sus amores, ese al que le entregó todo y lo convirtió en un equipo grande, al menos durante el sigo XX.
Se fue, por supuesto, como el mejor anotador de goles de toda la historia de México, con 312. 8 títulos de goleo, 11 Citlalis y 1 campeonato. Un portento imposible, increíble, invencible, irrepetible, irreal.
Reconocimiento 2011
Cabinho tuvo que esperar hasta el 2011 para recibir un reconocimiento a su altura, cuando fue investido en el Salón de la Fama de Pachuca. Ese mismo delantero brasileño que pidió ser técnico de los Pumas y que fue desdeñado por la directiva.
Hoy, a los 72 años, vive en su natal Salvador de Bahía, desconocido entre sus compatriotas, olvidado por los mexicanos que no lo vieron jugar y recordado con nostalgia por los que sí tuvieron esa oportunidad dorada.
Evanivaldo ha llorado mucho, según ha platicado, por la tristeza de no ser reconocido en México como se merece. Es por eso que aquí le dedicamos este documental, con el fin de mantener viva su inigualable memoria futbolística, esperando que las nuevas generaciones de aficionados al futbol conozcan y reconozcan lo que este jugador hizo por nuestro deporte.
Hoy los adjetivos enlistados de siempre se quedarían demasiado cortos para describir a Cabinho, que no rompió récords, los inventó. El atacante que debe grabarse en nuestras memorias para que lo único que salga de nuestra boca cuando nuestros hijos nos pregunten quién ha sido el mejor delantero de todos los tiempos sea Evanivaldo Castro Cabinho, la más grande Leyenda del Futbol Mexicano.
¿Cuántos años o décadas crees que pasen para que alguien logre ocho títulos de goleo en el futbol mexicano? En tu opinión, ¿Quién era más completo? ¿Cabinho o Cardozo? Déjamelo saber en tus comentarios.
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