En la edición de 1993 México alzaba su primer trofeo de Copa Oro, aniquilando a casi todos sus rivales en las fases de grupo y eliminación, para después pasar por encima de Estados Unidos en la gran final del Estadio Azteca.
Si el Tricolor quería continuar la supremacía del área, era obligatorio el bicampeonato, sobre todo considerando que jugar en la Unión Americana era como jugar de local, gracias a los miles de aficionados mexicanos que abarrotarían los estadios.
Después de la decepcionante derrota en la Copa del Mundo de 1994, la Selección Mexicana buscaba un bálsamo que curara sus heridas y parecía que la Copa de la CONCACAF era la medicina perfecta.
Índice
Copa Oro 1996
Pasaron tres años para ver repetir el torneo de la confederación. Y llegaba con un cambio considerable: por primera vez se añadía a una Selección invitada, en este caso Brasil, que llegaba con el cartel de obtener el campeonato del mundo un par de años atrás.
No obstante llegaría al torneo con un equipo sub 23. Sus figuras más reconocidas eran el entonces portero del Cruzeiro, Dida y el algún día jugador del Real Madrid, Zé Roberto, además de su técnico, Mário Zagallo.
Otra de las modificaciones importantes eran las fechas. Se jugaría en enero, a diferencia de los grandes torneos internacionales, que normalmente se disputan en el verano del hemisferio norte.
Las sedes elegidas eran todas en California, específicamente en las ciudades de Anaheim, Los Ángeles y San Diego, asegurándose así una alta afluencia latina en las tribunas.
Al ser 9 equipos, esta vez se dividirían en tres grupos, donde los primeros lugares y el mejor segundo llegarían a las semifinales, por lo que el campeón del torneo sólo jugaría cuatro partidos.
En el grupo A se encontraba México, junto a Guatemala y San Vicente y las Granadinas.
En el B Canadá y Honduras tenían la triste tarea de enfrentarse a la Canarinha y los Estados Unidos eran los favoritos frente a El Salvador y Trinidad y Tobago, en el grupo C.
La Selección Mexicana de futbol sí llevaba a todas sus figuras noventeras, iniciando con Jorge Campos en la portería, además de Claudio Suárez, Germán Villa, Ramón Ramírez, García Aspe, Luis García, Matador Hernández y Cuauhtémoc Blanco, todos ellos dirigidos por Bora Milutinovic.
México vs San Vicente
El primer juego de México se llevó a cabo el 11 de enero de 1996. San Vicente se veía inmediatamente asediado, con un potente remate de García Aspe que el portero desviaba.
Luego el mismo jugador del Necaxa lo volvía intentar y el guardameta se revolvía para salvar el remate y el contrarremate. Sin embargo en ese tiro de esquina el portero se iba de viaje y Luis García hacía el primero, casi en la raya.
Ocho minutos después Luis recibía solito en el medio del área y en dos toques definía un sencillo doblete. Después el defensa sanvicentino hacía un Pelé a la inversa y casi marcaba un autogolazo, para luego estrellarse de cara contra el poste.
Después de un buen centro de Blanco que García Postigo mandaba a las nubes, caía el tercero. En una jugada sin intervención defensiva y con la participación de hasta siete jugadores aztecas, Ricardo Peláez marcaba con la cabeza.
10 minutos después llegaba Agustín García, campeón con Tecos en el 94, para de derecha poner el cuarto gol del encuentro.
El mismo García Rodríguez mandaba un centro raso al que Peláez llegaba barriéndose y cerraba el marcador en un normal y aburrido 5 por 0.
México vs Guatemala
Ante Guatemala se esperaba también un partido fácil, pero se complicó de más. Los centroamericanos tuvieron una de derecha, pero el tiro de Édgar Valencia se fue abriendo y se escapó rozando el poste.
Luego Cuauhtémoc se inventaba un zapatazo de botepronto que el portero Estrada atinaba a rechazar con las dos manos.
El resto del encuentro fue definitivamente pésimo. Pasaron 86 minutos para que se pudiera romper el empate y fue con un tristísimo error del portero guatemalteco.
Ramón Ramírez mando un trazo muy largo que Eustacio Rizo alcanzó a peinar y el guardameta chapín hacía malabares con la pelota, que terminaba por entrar a su meta, a pesar de la barrida de su defensa.
México hacía uno de sus peores partidos de la época y a pesar de todo se llevaba la segunda victoria y aseguraba las semifinales.
No obstante con la goleada de Guatemala contra San Vicente le daba el puesto como mejor segundo lugar, al superar por diferencia de goles a Canadá.
Semifinales México vs Guatemala
Al ser tan pocos equipos, la mala suerte definió el destino de chapines y mexicanos. Guatemala volvería a enfrentarse a los aztecas y los aficionados verdes tendrían que comerse otro lamentable partido del Tri.
Durante el partido se haría evidente la soberbia mexicana. Primero García era enganchado con una barrida, aunque el árbitro no consideraba marcar el penal y el Niño Artillero hacía un berrinche.
Luego los de azul intentaban de lejos, pero Campos no hacía por la pelota. García Aspe le pegaba de tiro libre, pero el balón rebotaba en dos jugadores guatemaltecos y luego se iba para afuera.
En otro cobro de falta Duilio Davino se perdía de una importante y luego Aspe de derecha le lastimaba la mano al guardavallas.
Ricardo Peláez le pegaba medio charro, pero Estrada hacía una buena atajada en urgencia. Ya en el complemento a Jorge Campos se le escapaba la gallina y luego parecía cometer penal, pero el árbitro señaló al tiro de esquina.
Bora sólo le sonreía a Quirarte y Ramón Ramírez lo intentaba de zurda, luego de un buen regate. El solitario gol caería después de un saque de banda de Villa, que el Temo recibía y luego de acomodarse con la izquierda centraba, pero la pelota era incrustada en propia puerta por un defensa chapín.
El número 7 azul le pegaba de lejos y otra vez el Brody tenía problemas. La banca estaba expectante y Guatemala empezaba a pegar por la frustración.
El árbitro señalaba el final del encuentro y Bora Milutinovic brincaba en el campo como si hubiera ganado la semifinal… pero del mundial.
Brasil en Copa Oro 1996
Mientras México sufría por vencer a Guatemala en dos partidos consecutivos, Brasil tenía un día de campo en su primera invitación a Copa Oro.
Primero avasalló a una débil defensa canadiense con cuatro buenos goles, a pesar del descuento de los norteamericanos.
Luego reafirmó su poderío con una aplastante victoria de 5-0 sobre Honduras. Bortolini con uno, Caio con dos y Paulo Roberto, también con un doblete, le daban el pase a la Verdeamarelha a la semifinal.
Ahí se enfrentaron a los anfitriones, que no se las pusieron tan fácil como sus compañeros de confederación.
A pesar de todo Brasil tuvo varias aproximaciones de peligro, incluyendo un remate al poste y varias buenas intervenciones del guardameta Kasey Keller.
La única de peligro estadounidense fue por un error defensivo, pero Wynalda no logró concretar ante la defensa brasileña.
El segundo tiempo también fue una tromba sudamericana, pero el gol llegaba hasta el 79’, con un lamentable desvío de Marcelo Balboa a centro de Sávio Bortolini.
Después de ver el poderío de la todavía tetracampeona del mundo, las ilusiones de ganar el segundo trofeo consecutivo se empezaban a apagar.
Final México vs Brasil
No obstante los caprichos del futbol le darían un rumbo muy distinto a la historia de la gran final, que se jugaba en el Memorial Coliseum, de Los Ángeles, ante la mirada de casi 90 mil aficionados.
En el primer partido de la jornada Estados Unidos se llevaba un meritorio tercer lugar, después de vencer 3 a 0 a una sacudida selección guatemalteca.
La lluvia y el juego por el tercer puesto dejaba la cancha en pésimas condiciones, lo que dificultaría el partido final.
El peligro iniciaba en los pies de Cuauhtémoc Blanco, quien lleno de juventud y técnica corría hacia la derecha para después intentar un tiro cruzado, pero Dida desviaba hacia afuera.
La primera crispación de ánimos llegó con una falta de Narciso contra el Temo, dejando una muestra de lo que se vería durante todo el partido.
En ese tiro Beto García Aspe tiraba potente, pero el portero del Cruzeiro respondía correctamente. Las intentonas mexicanas no paraban y otra vez Blanco inquietaba.
Bora tomaba agua tranquilo con la estrategia que mandó a la cancha y luego el número 8 mexicano se encaraba con su marcador brasileño, en medio del lodazal que se empezaba a formar en la media cancha.
El juego se empezaba a tornar ríspido y había pocas llegadas de peligro, aunque los paisanos se la pasaban muy a gusto en la mejor entrada de la historia para un partido de futbol en ese estadio, al menos para ese entonces.
Al minuto 20 llegaba una barrida durísima sobre Cuauhtémoc y Del Olmo iniciaba la bronca, a la que se sumaban ambas bancas y los jugadores de campo.
El chaparrito árbitro trinitario se quitaba problemas de encima con sendas tarjetas a Aspe y a Arilson, pero luego el Temo se hacía justicia con propio pie, metiendo un patadón al capitán brasileño.
Luego el americanista volvía a ser derribado y el de rojo ya no tenía ni idea de qué hacer. El Beto cobraba, pero le desviaban a tiro de esquina.
El Emperador daba un brinquito y rozaba a Dida, para iniciar otro conato de bronca. El juego ya era un sinsentido y las emociones se quedaban en las broncas.
Campos jugaba de líbero y contenía una llegada brasileña, mientras Zagallo observaba ecuánime. Aspe volvía a patear y hacía lo mismo de lo que se quejaba con los centroamericanos.
Entre resbalones Fabio cobraba una falta y nada de nada pasaba. Con una última bronquilla por otra falta mexicana y un desviadísimo intento de Carlinhos se terminaba el ríspido primer tiempo.
De vuelta al campo por fin caerían los goles, aunque las entradas fuertes no pararon. Primero Cuauhtémoc filtraba un excelente balón y Dida deshacía la jugada con problemas.
El terreno de juego era un absoluto potrero y el centro de la cancha ya había desaparecido bajo las pisadas de los 23 hombres que corrían de un lado para otro.
Después de un desborde por izquierda de Ramón la pelota se iba al saque de esquina y por fin llegaría el gol.
El mismo nayarita cobraba y después del despeje y el nuevo centro al área, la esférica caía en los pies de Luis García y como contra San Vicente, el ex del Atlético de Madrid definía de media vuelta, directo al ángulo de la portería, para dejar parado a Dida.
Brasil quería responder, pero Jorge Campos jugaba su área con maestría, para luego recibir con calma un tirito de la canarinha. La banca nacional ya con más calma observaba el juego bajo el nublado y oscuro cielo de Los Ángeles.
El Temo era derribado dentro del área, pero nada se marcaba y la poquísima afición sudamericana alentaba. Acto seguido el acapulqueño se lanzaba para emocionar a la afición y de paso tener una buena foto del encuentro.
García Aspe quería pelear por todo y luego Dida se rifaba un atajadón a disparo de Blanco Bravo. Joaquín del Olmo quiso sorprender al cancerbero, pero no tuvo suerte.
Brasil ya no sabía cómo generar algo de peligro y entonces caía el último gol del encuentro. Cuauhtémoc recibía por la banda derecha y cedía a Aspe, que le devolvía al número 15, quien si dudar le pegaba con su pie lleno de magia y con una pelota cruzada le daba la victoria a México, para luego hacer una celebración digna de su historia, misma que apenas comenzaba.
Los amazónicos hartos de la calidad del de Tepito le metían una tremenda barrida, que provocaba la doble amarilla, la roja y una nueva pelea en la esquina del campo. Todo Brasil se iba encima del árbitro y era defendido por Campos y sus asistentes, mientras caían proyectiles desde las gradas.
Aspe no se podía quedar fuera y llegaba a repartir empujones. Zagallo observaba en absoluto silencio desde su área técnica, a la espera del final del partido, al igual que Guillermo Cañedo y Jack Warner, personaje que años después sería acusado de robar 79 millones de dólares a la CONCACAF, en todo un entramado de estafas y corrupción.
Todavía Campos se lució con otra buena atajada y el trinitario pitaba el final del partido. México se convertía entonces en bicampeón de la Copa Oro y borraba con la copa su pésima actuación en dos de los cuatro partidos del torneo.
Raúl Rodrigo Lara ganaba el premio al jugador más valioso y el capitán Luis García levantaba el trofeo en forma de cono, que serviría de aliciente para la preparación rumbo al mundial de Francia 1998.
A tierras galas llegarían varios de estos seleccionados, pero Bora dejaría su lugar a Manuel Lapuente, quien ganaría primero la Copa Oro de 1998, para que luego su equipo cumpliera una de las mejores actuaciones mexicanas en la historia de las Copas del Mundo. Pero esa es otra historia de Leyendas del Futbol Mexicano.
¿Qué te pareció esta cortísima edición de la Copa Oro? ¿Crees que esta generación de los años 90 sí es la mejor de todos los tiempos, como dice mucha gente? Déjamelo saber en tus comentarios.
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