Claudio Suárez es hasta el momento el futbolista mexicano con más partidos jugados en el Tri. Sin embargo, para la Federación nunca fue suficiente para homenajearlo.
Claudio Suárez, ‘El Emperador’, es uno de los mejores futbolistas mexicanos de toda la historia.
En su haber ostenta 178 partidos con la Selección Mexicana y 3 mundiales, convirtiéndose en el hombre que más veces ha defendido la casaca verde y la segunda marca más alta registrada por la FIFA, sólo superada por la del egipcio Ahmed Hassan (184).
Nació en Texcoco, Estado de México. Y debutó el 23 de febrero de 1989 con los Pumas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Aunque empezó su carrera como centro delantero, ‘El Emperador’ se consolidó como un grande jugando la defensa central.
Defendió los colores de Pumas, Guadalajara, Tigres y Chivas USA. Con los auriazules ganó la 90-91, con el Rebaño Sagrado levantó el título del Verano 97 y con los Tigres lograría una Interliga.
Como seleccionado nacional escribiría una historia aparte. Una trayectoria que ya ha quedado grabada en los fastos del futbol mexicano.
‘El Emperador’, Claudio Suárez, un ganador nato, un guerrero azteca que comandó a la mejor camada que haya dado la Selección Nacional.
Más allá de batir el récord de más partidos jugados con el tricolor, Claudio siempre se mantuvo en lo más alto. Ganó la Copa Oro en 1993, 1996 y 1998; consiguió la Copa FIFA Confederaciones de 1999, donde fue capitán del equipo nacional; obtuvo la Copa USA1996, 1997 y 1999, y la Copa Calsberg en 1999.
Con Chivas USA jugó 4 temporadas, pero en todas fue eliminado en cuartos de final de los Playoffs. Su retiro como profesional se dio en 2009, cuando el texcocano tenía ya 41 años de edad.
Y a pesar de que su contrato estipulaba un partido de despedida con las Chivas en México, se le fue negado, una vez más.
Tuvo que ser hasta 2012, en un partido de futbol 7 organizado por figuras de su generación, que se le rindió un pequeño homenaje.
Es duro ver cómo uno de los deportistas con más profesionalismo de la historia del futbol mexicano fue ignorado en los últimos años de su carrera.
El Emperador se merecía mucho más. Se ganó a base de sangre, dolor y sacrificios familiares una despedida correcta.
La FMF debió darle las llaves del Estadio Azteca y de todos los estadios de México. Porque ya eran suyos, ya los había conquistado en su espectacular trayectoria.
Sin embargo, y para sorpresa de nadie, su carrera no tuvo un broche de oro, a la altura de su nombre. Es verdaderamente lamentable.
Y así se fue el mítico Emperador. Claudio Suárez puso fin a su carrera y nos decía adiós, con esa sonrisa tranquila y relajada, silenciosa.
Ese hombre alto y fuerte, con sangre azteca, con fiereza mexicana y entrega incuestionable.
Un hombre de hierro que no fue reconocido, pero que para nosotros, los aficionados, siempre será una Leyenda del Futbol Mexicano.
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