Nuestra amada Liga MX ha sido hogar de infinidad de coloridos equipos, basta con recordar a los Toros Neza o al Celaya que se quedaron en la orilla del campeonato, sin embargo, hay otro del cual no hemos hablado hasta ahora: el Puebla dirigido por José Luis Sánchez Solá en su primera etapa.
Antes de que el Tío Camote fuera conocido por su ingenio en las redes sociales, el equipo que se la vivía ascendiendo y descendiendo constantemente tuvo un momento donde se robó el corazón de los aficionados al futbol.
José Luis Sánchez Solá, mejor conocido como El Chelís, llegó para convertir a los Camoteros en un equipo alegre pasando desde el ascenso que ganaron ante Dorados en 2007, hasta estar a escasos dos minutos de jugar la Final del Clausura 2009, primera que hubieran disputado en 19 años.
Conformado por jugadores como Jorge Villalpando, Cherokee Pérez, Álvaro “la Bola” González, Luis Miguel Noriega y Daniel Osorno, el cuadro enfranjado no sólo se salvó del descenso, sino que logró consolidarse en la quinta posición con 26 unidades, producto de sus siete triunfos, cinco empates y mismo número de derrotas.
Durante la campaña regular vencieron a Necaxa, Morelia, Jaguares, Tigres, San Luis, Atlante y Cruz Azul, posteriormente en la Liguilla les tocaría enfrentar al poderoso Monterrey, equipo que partía como favorito.
La ida, en el estadio Cuauhtémoc, fue un partido lleno de emociones que los poblanos se llevaron por marcador de 3-1 en un juego donde Alejandro Acosta brilló por anotar dos cabezazos, ese día, la Franja nos regaló un histórico festejo: el beso de los pelones, cuando el carismático entrenador de los locales besó la calva cabeza de su jugador a manera de agradecimiento.
Tras un partido de ida redondo, el juego de vuelta tampoco dejó nada que desear en cuanto a emociones. Monterrey estaba lanzado con todo, esperanzado a hacer valer su localía, sin embargo, los Chelís Boys se plantaron con personalidad y sacaron el empate a dos goles que los calificó a Semifinales.
Llegó el turno de enfrentarse a los Pumas en Puebla, la Franja se adelantó otra vez gracias a Acosta, sin embargo Martín Bravo y el Pikolín Palacios le darían la vuelta al encuentro. Para el segundo juego, la Cenicienta del torneo continuó dando muestras de su gran futbol. Un penal convertido por el Cherokee en los primeros minutos, y una anotación de Daniel Osorno le habían dado la vuelta al marcador y parecían llevarlos a una nueva Final, sin embargo, otro calvo se robaría sus ilusiones. Darío Verón anotó al 88 y catapultó a la UNAM a la final donde a la postre vencerían a Pachuca con un error inverosímil de Miguel Calero.
Tras esto, la magia poblana se fue desvaneciendo poco a poco, entre retiros y salidasa clubes más competitivos el equipo se fue desmantelando. Chelís es recordado por su relación a todas luces tóxica con el club que ama pero del que ha sido despedido en infinidad de ocasiones, siendo reinstalado algunas veces al momento por petición de sus jugadores o del mismo Gobernador como fue el caso de Mario Marín.
A pesar de que volvió al club en dos ocasiones, Sánchez Solá jamás volvió a llegar tan lejos con la Franja. Dirigió también a equipos como Tecos, Correcaminos, Veracruz, Venados y hasta probó suerte en Estados Unidos con Las Vegas Lights y Chivas USA, pero ni la rifa de televisores, ni la motivación o las cábalas sirvieron para levantar a sus jugadores e igualar el nivel de carisma y buen futbol que logró con sus Chelís Boys.
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