El nombre de Miguel Herrera es asociado al Club América y la Selección Nacional debido a sus logros conseguidos en los últimos años, sin embargo, antes de enredarse de polémica con los amarillos o de golpear periodistas en aeropuertos, el Piojo tuvo una época donde estuvo a nada de tocar el cielo con los Rayados de Monterrey.
Fue entre 2004 y 2007 que Herrera dirigió a la Pandilla, tras dos años de haber estado con sus amados Potros de Hierro donde tuvo temporadas destacadas, algo que le sirvió para llegar con los norteños.
Su Monterrey, que contaba con figuras como Paulo Serafín, Luis Pérez, Jesús Arellano, Oribe Peralta y Guillermo Franco, se había quedado en la orilla ante el Pumas Bicampeón que lo venció en la Final del Toreno Apertura 2004, sin embargo, tan solo un año después, el Piojo y sus dirigidos volverían a saber lo que era pararse en esta instancia.
En un torneo que se recordará principalmente por la aplastante participación del América que acabó de manera sorpresiva al caer ante Tigres en Cuartos de Final, Monterrey se la pasó navegando como otro de los grandes candidatos al quedar segundo de la tabla general con diez partidos ganados, cinco empates y solamente dos derrotas, mismas que fueron ante Pachuca en la jornada 1 y Tecos en la 4.
El cuadro lucía sólido al ser la tercera mejor ofensiva con 32 goles y la segunda mejor defensiva con sólo 20 tantos recibidos. Esos datos abrumadores fueron demostrados en la cancha, cuando sin piedad alguna, los Rayados barrieron con un brutal 7-0 global a los Tecos de la UAG durante Cuartos de Final.
Monterrey se enfrentó en el Clásico Regio a su archirrival, los Tigres, que venían de dar la campanada en el Estadio Azteca, el partido de ida fue una victoria de la Pandilla por 1-0, sin embargo en la vuelta los Felinos iban a devolver la cortesía con un triunfo de 2-1, a pesar de esto, Monterrey calificó gracias a su mejor posición en la tabla general.
La Final fue contra el Toluca del Tolo Gallego, un equipo pragmático, que se caracterizaba por el orden defensivo pero por tener una ofensiva de miedo liderada por Vicente Sánchez y Naelson Sinha.
El camino del Toluca a la Final fue mucho menos espectacular. Consiguieron 30 puntos, producto de nueve triunfos, tres empates y cinco derrotas, posteriormente dejaron en el camino a Cruz Azul con un apretado 1-0 y en Semifinales calificaron al derrotar 2-1 a Pachuca.
Todo pintaba para ser una Final inclinada hacia el norte, sin embargo, desde el partido de ida los Diablos dejaron muy claro que no se iban a intimidar ante nadie.
El partido se hizo en un atípico horario al jugarse un jueves a las 3 de la tarde bajo el intenso calor choricero. Monterrey golpearía primero, y luego otra vez, primero mediante Luis Pérez y luego con Carlos Casartelli, era el escenario soñado, en 10 minutos del partido de ida ya llevaban la ventaja de 2-0.
Pero como diría Raúl Orvañanos, ese es el marcador más engañoso, y Toluca conseguiría empatar gracias a los goles de Vicente Sánchez y José Manuel Abundis, todo esto durante el primer tiempo. Para la segunda mitad, un autogol de Paulo Da Silva ponía de nuevo al Diablo contra las cuerdas, sin embargo el Rengo Díaz a tres minutos del final volvería a igualar el marcador.
Así terminaban las acciones, tres días después, ambos conjuntos definirían al campeón en Monterrey, era la gran oportunidad del Piojo para coronarse frente a su gente y consagrarse como el técnico mexicano más prometedor de su generación.
Sin embargo los Escarlatas tenían otros planes, y lo que pintaba para ser una fiesta acabó en tragedia albiazul. Ese día Chiquimarco Rodríguez se convirtió en protagonista al expulsar a Paulo Serafín al minuto 14 y José Joel González al 48. La inferioridad numérica de dos hombres no tardó en reflejarse pues al cincuenta fue Vicente Sánchez el encargado de perforar la portería rival tras un horrendo error de Christian Martínez, arquero de la Pandilla.
Ya con la desesperación, Luis Pérez salió expulsado, esta vez no de manera polémica, y el Toluca aprovechó los minutos finales y la desilusión de su rival para anotar dos goles más, cortesía de Vicente, otra vez, y de Rodrigo Díaz, con lo que silenciarion a un triste público rayado.
Fiel a su estilo, Herrera despotricó contra el arbitraje de Rodríguez, sin embargo, ya nada podía cambiar la historia: el 18 de diciembre de 2005 fue el día que el Toluca le hizo la Diablada al Piojo.
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