, abril 19, 2024
Su rival serían los Pumas. Los de la UNAM habían pasado una eliminatoria relativamente tranquila contra Pachuca, que definieron en el Hidalgo y luego sólo fueron a defender en Ciudad Universitaria.
Para sorpresa del medio futbolístico una aplanadora llamada Cruz Azul los hacía pedazos en los primeros minutos de la ida de semifinales, con tres goles, para luego cerrar el marcador de 4-0 en tiempo de compensación.
No obstante, en el cierre de la llave todos seríamos testigos de una de la remontada más grande en toda la historia del futbol mexicano.
Los cruzazulinos se apagaron por completo y los universitarios poco a poco se los fueron comiendo. Primero Dinenno con un doblete al 4’ y al 37’, para que después Carlos González anotara el tercero, un poco antes del descanso.
Una Máquina de la Cruz Azul sin alma ni espíritu deportivo se entregó y Juan Pablo Vigón hizo el gol del empate global a un minuto del final, ante la incomprensible parsimonia de Pablo Aguilar.
El resultado ponía a los Pumas en el juego por el campeonato, pero fue tan bizarro que se ha especulado con un amaño del resultado, cosa que ha sido negada por los jugadores del equipo cementero.
Con tremendísima motivación llegaban los Pumas a la gran final, que como casi todo lo que pasó durante el torneo, por primera vez se jugaría un partido por el título sin afición en la tribuna, situación que no sería tan evidente en la televisión.
El Himno Nacional Mexicano resonó en Ciudad Universitaria mientras una bandera digital ondeaba en la pantalla; Lillini saludó a su colega y González hizo lo propio con quien fuera su ex técnico en Necaxa.
Talavera apuntaba a recuperarse para la final de ida, pero no lo logró y fue Julio González el que portó el uniforme rosado. El Chapo Montes buscaba su sexto título, cuarto en Primera División, mientras que el extraordinario Campbell le rezaba a su Dios.
La cuenta regresiva marcaba el inicio del partido que definiría al gran campeón del futbol mexicano. La primera de peligro llegó muy rápido, después de una pared entre Iturbe y Dinenno, donde el argentino la regresaba con un taco espectacular y luego el zurdísimo Iturbo no pudo definir de derecha.
León intentó con un desborde de Mena, pero Menses no alcanzó a empujarla. Esa misma jugada llevó a un rápido contraataque de González, pero se durmió y acabó cometiendo falta.
Después Rodríguez lanzó una diagonal que Campbell trató de rematar con una tijera muy descompuesta. Los directores técnicos juzgaban el partido con distintos semblantes, aunque el de Ambriz más misterioso por el tapabocas.
Joel seguía presentándose en el área, aunque remataba en fuera de lugar. Al 22’ los universitarios tuvieron otro contragolpe, pero Juan Dinenno no supo qué hacer con la bola. El Chapito condujo la esférica por el medio del campo y al no ver compañeros disponibles sacó un izquierdazo que le botaba peligrosamente al portero y apenas la sacaba.
Otra vez el ecuatoriano Mena hizo de las suyas por la banda y trazaba hacia el centro, pero el tico amagaba para la llegada de Jan Meneses, que por segunda vez en el juego le pegó bastante mal.
La última del primer tiempo fue un torpedo que salió de la pata izquierda de Juan Iturbe, pero Cota sacó a relucir su experiencia acumulada. El vibrante partido se iba al descanso con los Panzas Verdes dominando, pero con los Pumas respondiendo a la altura de las circunstancias.
Ambriz tenía que sustituir a Joel Campbell por molestias físicas y entraba Giglioti, para que León jugara con una punta natural. La primera de los Esmeraldas llegó después de un extraordinario esfuerzo de Montes, que centró en urgencia, aunque González achicó correctamente.
A Iturbe se le acababa la potencia y se dolía de la parte posterior del muslo, por lo que Carlos Gutiérrez entraba a la cancha y luego luego demostraba lo que iba a hacer durante su participación.
Mena insistía por su lado, pero ni tiraba ni centraba. Luego Montes le filtraba a Giglioti, pero controlaba mal y acababa enterrándole la rodilla a González en el costado de la cabeza, acción que lo dejaba tumbado en el campo unos instantes.
Después de su recuperación Dinenno volvía a poner un taquito de mago, pero Vigón no supo cómo definir. El nazareno señalaba una falta y Barreiro se encendía con el paraguayo González, con lo que ambos sudamericanos se llevaban la amarilla, cosa que más tarde le costaría al colombiano.
El gol caería hasta el 72, luego de que el recién ingresado Avión Ramírez perdiera una pelota fácil en medio sector; Gutiérrez tomó la pelota y desbordó por la derecha, para centrar a Carlos González. El calvo jugador hizo gala de su mejor arma y como si fuera un martillo, picó la pelota sobre el área chica y aniquiló la portería de Rodolfo Cota.
Ramírez quería limpiar su nombre, pero lanzaba un centro elevado. Montes avisaba que su escuadra no estaba acabada y empujaba el balón a la portería, más estaba en posición adelantada.
Otro soldado caído abandonaba lesionado y Lillini aplaudía a sus 11 hombres. Al 81, en una jugada intrascendente, Barreiro adelantaba su conducción y al tratar de recuperarla, le metió un pisotón a Inisestra, con lo que Jaine Stiven se ganaba la segunda amarilla y se iba a bañar temprano.
No obstante, y a pesar de la adversidad, el Club León demostró por qué ha sido el mejor equipo de nuestro futbol en los últimos años. Con el control de la pelota maniataron a los universitarios y el premio llegó junto con la redención de Ramírez.
El Avión recorrió su banda y se libró fácilmente de Mozo, para hacer un tiro centro que fue empujado con la punta del pie de Emmanuel Giglioti, que festejaba el gol de empate entre lágrimas.
El partido ya no dio para más y el empate dejaba servidas las tablas para que la final de vuelta cerrara con broche de oro.
Sin embargo, la epicidad de los Pumas y la magia del León se ausentarían del Nou Camp. La imagen del trofeo lucía desangelada con las tribunas vacías en el fondo.
La Banda Sinfónica y Coro de la Secretaría de Marina tocaban el himno de la Liga MX y el de México también, mientras se reproducía un video inspirador con médicos como protagonistas.
Una bandera de nuestro país formada con drones enmarcaba el tradicional volado y por primera vez veríamos a una mujer arbitrar desde la banda.
También serviría para despedirnos de Nacho González, el histórico defensa central #35 del León, que nos hizo saber que se retiraría finalizando el campeonato.
Pérez Durán señalaba el inicio. Montes mandaba un centro envenenado, pero sólo agitaba a la defensa. León exigía una mano, pero el árbitro era muy claro en su señalamiento.
Apenas al minuto 9 Ángel Mena se resentía de una vieja lesión y se lamentaba en la banda. Una vez que entró para probarse cayó el gol de su escuadra.
El jugador con el apodo más irónico de la final recibía un pase por la derecha y se deslizó para patear la pelota, misma que le doblaba la muñeca a un Talavera que no había jugado ni un solo partido de la liguilla.
Después de esto el partido se apagó, se esfumó como un suspiro y muy poco pasó. Mena terminó por salir de cambio y González se barría para lograr la última gran acción defensiva de su no tan larga carrera como futbolista.
Meneses se quitó a Mozo y probó de zurda, pero se fue para afuera. Lillini mandaba a Iturbe a la cancha antes del descanso, pero poco o nada pudo hacer el ex de la Roma.
Cota por poco se come un zapatazo de González y con eso finalizaba el primer tiempo. En los segundos 45 tampoco nos emocionaríamos de más. Talavera salía muy bien de su área y cortaba una escapada de Navarro.
La banca universitaria estaba como ida y León jugaba muy a gusto. En un centro nos quedaríamos impactados luego del knock out de Johan Vásquez, quien caía fulminado después de un choche con Mosquera, aunque afortunadamente ninguno de los dos salió con consecuencias.
El juego se cortó muchísimo y entre centros muy predecibles de los Pumas y faltas por todos lados, de pronto ya sólo faltaban 10 para el final. Yairo Moreno entraba de cambio y sólo un par de minutitos después Montes le filtraba de derecha el balón con ese toque fantástico que no dejó de regalar.
El colombiano cumplió la profecía que escribió en el partido contra Pachua y en una acción prácticamente idéntica metía el 2 a 0 que confirmaba el octavo título para el Club León.
Pérez Durán indicaba que se acababa el Guard1anes 2020 y todos los jugadores Esmeraldas corrían a festejar el campeonato. Montes y González se ponían de acuerdo sobre quien tenía que recibir la copa, mientras se extrañaba el murmullo extasiado de una afición ausente.
Enrique Bonilla entregaba medallas por última vez en su trayectoria como presidente de la Liga MX y Nacho Ambriz estaba orgulloso de por fin conseguir el ansiado título.
Al final los dos capitanes veteranos, que acompañaron a La Fiera desde la liga de ascenso, tomaban en sus manos el trofeo plateado y lo ofrecían al oscuro cielo de León en un final muy feliz para los fanáticos Panzas Verdes.
El equipo leonés demostraba que el buen futbol puede conseguir estrellas para su escudo y que no sólo el trabajo defensivo y el orden táctico dan resultados.
Los románticos de la pelota agradecemos que el mejor del torneo y de los últimos años, sea el ganador de este torneo corto en un año futbolístico duro, amargo, doloroso, agudo y mordaz. Felicidades León, por convertirte en una Leyenda del Futbol Mexicano.
¿Crees que la final de vuelta quedó a deber? ¿Te hubiera gustado ver a otro equipo campeón o te parece que León lo ganó con merecimiento? Déjamelo saber en tus comentarios.
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