, abril 18, 2024

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CARLOS HERMOSILLO, el GRAN ídolo del Cruz Azul que salió del América (1984-2001)


  •   19 minutos
CARLOS HERMOSILLO, el GRAN ídolo del Cruz Azul que salió del América (1984-2001)

Llegar a la cima de la tabla de goleadores en una liga nacional de futbol es una hazaña remota, a la que muy pocos jugadores pueden acceder.

En una época en que acostumbramos ver a los futbolistas mexicanos lucir dos o tres años en nuestro país, para luego emigrar a Europa apostando su futuro, es un oasis recordar a los deportistas que marcaron la historia desde su propia casa.

Esos jugadores que, por una u otra razón, sólo pudieron regar sus dotes en las canchas mexicanas y demostraron que aquí también se puede cosechar una gran carrera.

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Carlos Manuel Hermosillo Goytortúa nació el 24 de agosto de 1964, en Cerro Azul, Veracruz, aunque recientemente ha declarado que modificó su fecha de nacimiento para poder acudir como cachirul a la Dallas Cup.

Un niño que se apasionó al balón desde sus primeros años y que con el paso del tiempo se convirtió en un muchacho corpulento, fuerte y decidido. Se probó en América, Cruz Azul y Pumas, pero en los tres equipos fue rechazado, irónicamente.

Sus primeros años se dieron dentro de la Liga Interclubes, en la que marcó muchos goles. Gracias a una oportuna invitación y al impulso de sus padres, Carlos asistió a jugar en la ya mencionada Dallas Cup, de la cual fue goleador.

Carlos Hermosillo en América

A partir de ese momento comenzó a llamar la atención de varios clubes, pero fue el América quien se lo quedó, gracias a las pujas de Carlos Reinoso y Panchito Hernández.

El Debut

Fue en enero de 1984, en el partido contra Atlas, que debutó Carlos, entrando de cambio al minuto 15, tras la lesión de Echaniz.

Con el número 27 en el dorsal, el veracruzano tuvo un debut de ensueño anotando, no sólo uno, sino dos goles, que complementaron el marcador 4-0.

La final del siglo

Después de batallar para encontrar su lugar, el Maestro Reinoso optó por jugar con dos puntas. América tenía una gran escuadra y lograron llegar a la final del siglo, ante el Guadalajara.

Ambos equipos arrastraban el lamentable evento de un año antes, donde se dio la famosa Batalla de Tlalpan, una bronca monumental dentro del campo. Pelea que, por cierto, fue iniciada por Hermosillo, lo que le acarreó una suspensión de trece partidos. Ahí las Chivas avanzaron a la final, que perderían contra Puebla.

Los Cremas buscaban revancha y el novato delantero quería alcanzar su primer título. Y demostró que tenía con qué.

En los primeros minutos de la ida anotó, pero el gol fue anulado por fuera de lugar. Sin embargo, después de una corrida de Brailovsky, el punta empalmó el balón para mandarla al ángulo.

América anotó otro, pero las Chivas lograron empatar, gracias a los goles de Eduardo y Néstor de la Torre.

La vuelta, en el Azteca, se convertiría en la final más emotiva de todos los tiempos en el futbol mexicano. La expulsión de Manzo al 26’ asustaba a los americanistas. Los Rojiblancos pudieron tomar la ventaja desde el punto penal, pero el magnífico Zelada detuvo el penal de Lalo Cisneros y con ello mató emocionalmente a los visitantes.

Con goles de Bacas, Tena y Aguirre, el Estadio Azteca hizo erupción. 3-1 quedaba el marcador y aquel partido dejaba una huella de campeón en «el Grandote» de Cerro Azul.

La temporada siguiente también estaría llena de éxitos. El larguirucho futbolista estuvo rodeado de jugadores de época que se juntaron para demostrar que la década de los 80 estaría pintada de amarillo y azul.

Su Debut con Selección

Pero antes llegaría su debut en la Selección Mayor. El 11 de octubre de 1984, Bora Milutinovic le convocó y alineó para un amistoso contra El Salvador. Comenzaba así una historia agridulce, que jamás cuajaría como todos esperaban.

Liguilla 84-85

Con 15 goles en 38 partidos, Carlos se ganaba a la afición americanista y se posicionaba como un titular permanente. En la liguilla de la 84-85 su participación fue fundamental.

En cuartos se apuntaba dos asistencias en la ida, que fueron definitivas para eliminar al Guadalajara, una vez más.

En el primer partido de la semifinal marcó el gol del empate a 1, con un tiro que soñaba ser centro. En la vuelta el marcador no se movió y todo se tuvo que definir en penales.

La tanda fue larguísima ya que todos anotaban, incluyendo a Hermosillo. Sin embargo López Lomelí fallaba y el pase a la final era americanista.

Ya ahí se jugaría una de las definiciones más bizarras de nuestra historia. Los Pumas llegaban con el mejor torneo que jamás habían tenido y estaban dispuestos a arrancarle el título a los campeones.

En la ida se adelantaron con gol de García Aspe, pero el inmenso centro delantero veracruzano se elevó en el aire para empujar la bola en el último minuto del encuentro.

En Ciudad Universitaria se vivió un partido rocoso, con sobrecupo, postes y fallas, pero el marcador no se movió. La afición esperaba los tiempos extra, pero el reglamento había sido modificado después de aquella final entre Chivas y Puebla, dos torneos atrás. Se debía jugar un tercer partido de desempate.

En el Estadio de la Corregidora, los Pumas, que se sentían robados -sin motivos, a decir verdad-, no dieron un buen partido y los azulcremas los aplastaron, con dos de Brailvosky y uno de Hermosillo.

América coronaba el bicampeonato y Carlos se encumbraba como un gran prospecto del futbol mexicano.

El delantero fue parte de la plantilla del PRODE 85 y el México 86, los dos torneos cortos que sustituyeron al formato habitual, para ayudar a la preparación de la Selección rumbo al mundial; sin embargo su convocatoria y respectiva concentración de varios meses con el Tri, impidieron que jugara ambos torneos.

Aunque anotó sus primeros 4 goles como seleccionado, tristemente el joven de 21 años no logró sumar minutos en el Mundial de 1986, ya que Hugo Sánchez se encontraba en el pináculo de su carrera. No obstante, tras la victoria de América frente a Tampico Madero, el título del PRODE 85 engrosa el palmarés del veracruzano.

Temporada 86-87

La 86-87 sería floja en números para Carlos, jugando sólo 17 partidos y anotando 9 goles. La afición le comenzaba a conocer como un jugador sin técnica, torpe con el balón en los pies.

Decidido a cambiar la percepción popular, el delantero trabajaba a marchas forzadas y su esfuerzo dio frutos en la temporada siguiente, donde sería fundamental para ganar otro título con las águilas.

Después de 21 goles en los 45 partidos de la temporada, Carlos Hermosillo se colocaba en la mesa de los más grandes ídolos americanistas de todos los tiempos, pero el techo estaba muy alto.

La dupla del terror

Y es que en la siguiente campaña, la 88-89, en una mancuerna ideal con Luis Roberto Alves, «el Grandote» de Cerro Azul aumentaba su cuota hasta los 29 goles, incluyendo uno en la final de ida y otro en la vuelta contra Cruz Azul.

La Pareja del Gol le daba su octava estrella al Club América, que en esa década le ganó títulos a sus tres máximos rivales: Chivas, Pumas y los cementeros.

Muy desafortunadamente, el oscuro caso de los cachirules, que eventualmente narraremos en otro video, despojó a los mexicanos del Mundial de Italia 90, donde se perdieron muchos jugadores que llenaban de esperanzas al seleccionado.

Después de que los primeros años de Hermosillo como profesional resultaron ser increíblemente exitosos, el delantero creía que estaba listo para buscar nuevos retos, que sacaran lo mejor de él.

Carlos Hermosillo en Europa

Fue así que aceptó una oferta del Standard de Lieja, en Bélgica. Carlos puso sus condiciones salariales y le fueron cumplidas, con lo que se convirtió en el mejor pagado del cuadro europeo. Su intención era triunfar para poder saltar a un grande de Italia o España, como ya había logrado Hugol.

En su primer partido amistoso con el equipo, ante el Athletic de Bilbao, marcó un doblete que le daba luz a su comienzo, pero el técnico que lo había solicitado fue despedido.

Esto se sumó a una lamentable lesión, que lo tuvo fuera varios meses. A su regreso, el nuevo técnico le hizo saber que no contaba con él. Sin embargo el mexicano intentó ganarse un lugar, pero sus compañeros no lo querían e incluso el portero intentó lesionarlo en su último entrenamiento.

Con el Standard participó en 15 encuentros, anotando un gol en liga y otro en copa.

Meses después de su partida regresaba a México, derrotado y triste, entendiendo que había dado lo mejor de sí, pero que no había sido suficiente.

De vuelta en América

Volvía al América y precisamente un par de semanas después de firmar el contrato, era contactado por el Atlético de Madrid, pero las Águilas ya no lo dejaron marchar.

Con los azulcrema sólo participó otros 6 meses, participando como suplente y se despedía así del primer club de su vida, al que regresaría 10 años después.

Carlos Hermosillo en Monterrey

Se marchaba al norte del país a jugar con los Rayados de Monterrey. En la Pandilla, Carlos tendría una gran temporada, demostrando que no estaba acabado, que había borrado el trago amargo del fracaso en Europa.

Con los Regios elevó su nivel, pero el equipo no logró derrotar a Puebla en los cuartos de final. Otra escuadra grande del futbol mexicano se fijaba en él y se lo llevaba de vuelta a la capital. En Monterrey, Carlos jugó 38 partidos y anotó 22 goles.

Carlos Hermosillo en Cruz Azul

Antes de su nueva aventura con Cruz Azul, el delantero se despacharía con tres goles en la Copa Oro de 1991, ante Jamaica, Canadá y Honduras, aunque el cuadro nacional se quedaba con el tercer puesto.

Nadie creía que el ídolo americanista de los últimos años de los 80 tomaría las riendas del Cruz Azul en la última década del Siglo XX. La afición de los de Coapa nunca le perdonarían aquella afrenta.

Dudas no hay sobre la afición de Carlos Hermosillo. Más allá del profesionalismo mostrado en el Club América años atrás, el veracruzano siempre ha declarado que su primer gran ídolo fue Miguel Marín y que aquel Cruz Azul de los 70’s le pintaron la sangre de color celeste desde que era niño.

Sin embargo los inicios fuero duros, ya que la afición cementera no le perdonaba aquella final del 89, donde fue el verdugo de su nueva escuadra. A base de trabajo y goles, muchos goles, Carlos tuvo que ganarse el corazón de los fanáticos.

En su primer temporada, la 91-92, jugaría 40 partidos y anotaría 17 veces, pero el Cruz Azul era eliminado en las semifinales por León, después de perder una clara ventaja de dos goles conseguidos en la ida por Hermosillo.

Eliminatorias para el Mundial 1994

En diciembre de esa año se despacharía con 4 goles en la histórica goleada de México ante San Vicente y las Granadinas, por las eliminatorias para el mundial de 1994.

La 92-93 quedaría marcada por la eliminación de la Máquina a manos del América en cuartos de final. Con una paliza por 3-0 en la ida parecía que ya no habría reacción de los cruzazulinos, pero el partido de vuelta fue una locura.

Primero el repatriado Hugo marcaba de penal, pero Duana empataba. Juan Hernández y Zague ponían otros dos clavos en el ataúd celeste, aunque después de un mal rechace, Carlos le anotaba a su ex.

Rubén Omar Romano fallaba un penal al 70’, y Hermosillo remataba contundentemente para dejar el marcador global 6 por 4.

Temporada 93-94

En la temporada 93-94, el veracruzano se consolidaba como un grande. Con 27 goles, incluido un poker ante los Tigres, el número 27 ganaba su primer Campeonato de Goleo. No obstante, Cruz Azul volvería a caer ante su odiado rival, a pesar del gol número 28 de Carlos en ese año.

Carlos Hermosillo en el Mundial de USA

Su convocatoria al mundial de Estados Unidos era inminente. Contra Noruega no tuvo actividad, pero Mejía Barón le dio la oportunidad de debutar en mundiales ante Irlanda, en Miami.

Al minuto 44, Marcelino Bernal arrastró la pelota desde la media cancha hasta el borde del área, donde cedió a Hermosillo. El delantero de 30 años, con toda su experiencia, cacheteó el balón para la llegada de Luis García, quien remató seco para marcar el primero de México.

Con el doblete de García Postigo, la Selección le arrancaba los tres puntos a los Europeos y después del gran empate contra Italia, se esperaban grandes cosas, pero fuimos eliminados en octavos de final, en un partido donde «el Grandote» de Cerro Azul se quedó viendo el partido desde la banca, al igual que todos los suplentes de ese día.

Temporada 93-94

En la temporada 94-95, el número 27 volvería a ser el referente cruzazulino. Con 35 goles en temporada regular se convertía en bicampeón goleador, superando la barrera de 34 anotaciones que impuso Cabinho en la 76-77.

Con tremendas credenciales, Carlos Hermosillo guiaba a su escuadra a una nueva liguilla, en la que dejaban fuera a los Pumas y por fin podían deshacerse del América, su más grande escollo en Semifinales.

No obstante se enfrentaban a un poderoso Necaxa y a pesar del gol del veracruzano en el partido de ida, los Rayos acababan con las ilusiones cementeras.

La temporada siguiente volvió a conquistar el olimpo de los goleadores, esta vez con 26 tantos. El tricampeón de goleo del futbol mexicano ya no tenía que demostrarle nada a nadie, pero su exigencia individual lo seguía llevando lejos y se quedaba con la última bota de oro de los torneos largos.

Y sin embargo, los títulos que le habían llovido en los 80´s con el América, parecían esquivarle ahora con los azules. Tuvo que llegar el año 96 y la Copa de Campeones de la CONCACAF.

Con un empate ante Necaxa, una victoria contra Comunicaciones y una ridícula victoria por 11-0 ante el Seattle Sounders, incluido un triplete de Hermosillo, la Máquina ganaba su cuarto título de la zona.

El Invierno 96 y el Verano 97 fueron de fracaso a nivel de Liga, pero en Copa los de la Máquina afilaban los colmillos, donde en semifinales derrotaban a los Tigres y en la final acababan con los Toros Neza, con goles de Carlos y el brasileño Pintado.

Invierno 97

Pero llegaría el Invierno 97. Después de un torneo muy bueno, Cruz Azul se plantaba en el segundo lugar general, para entrar de lleno a la liguilla.

Antes de la fase final, los de La Noria habían enfrentado las llaves por la Copa de Campeones de la CONCACAF. En cuartos dejaron fuera al Comunicaciones con un aplastante 5-0, para después despachar a las Chivas por 3-2.

En la final contra el Galaxy de la MLS, Hermosillo firmaba un doblete, con el que vencían, a pesar del gol de Jorge Campos.

Carlos y compañía ganaban otro trofeo internacional y se alistaban para cerrar con fuerza el torneo local.

Se encontraban con Atlas en cuartos. En el Jalisco, Hermosillo aprovechaba un rebote del arquero rojinegro para empujar el balón al fondo de la portería.

La vuelta sería de trámite y con dos goles de Carlos, los celestes aplastaban 4-1 a sus rivales para avanzar a semifinales.

Ya ahí empataban a 1 con Atlante en la ida. Pero la nota era el severo codazo que Jesús Estrada le metía en un costado al veracruzano, fracturándole las costillas. Se iba preocupado, ya que su ausencia podría pesar.

Afortunadamente Yegros lograba marcar el de la ventaja en el Azul y con ello avanzar a la gran final.

La Máquina arrastraba ya más de 17 años sin ganar un título de liga. La presión era inmensa y no contaban con su máxima estrella, quien se recuperaba de su operación, aunque todavía tenía esperanzas.

La ida finalizaba 1-0, con el gol del Maestro Galindo de penal y Carlos entraba al 55’, para retomar algo de ritmo para el partido de vuelta.

La final de vuelta en el Nou Camp entre los cruzazulinos y los Esmeraldas de León, que se habían robado la liga, fue aburridísima.

Un denso partido jugado bajo el sol de Guanajuato que, con balonazos de portero a portero, jugadores erráticos en sus controles y decenas de pases fallidos, se fue arrastrando lentamente hasta la prórroga, después de que Espinoza encontrara el gol del empate.

Al minuto 92, Luis Fernando Tena mandaba a la cancha a Carlos Hermosillo, pensando que funcionaría bien como revulsivo, a pesar de la lesión. Ese cambio sería esencial; sería la decisión más importante para la historia del Cruz Azul en los últimos 40 años.

Y es que la participación del delantero movió los instintos de su equipo. Sus costillas, que todavía no habían soldado definitivamente, estaban protegidas por un chaleco antibalas.

Después de una buena cabalgada de Carlos, Palencia fallaba un cabezazo clarísimo que pudo haber significado el gol de oro y la victoria del Azul. Todavía el delantero tuvo una volea, que salió desviada.

Sin embargo el momento más importante del torneo llegó al minuto 100. Después de un pase de Paco Palencia, Hermosillo extendía el balón a la banda. Juan Francisco intentaba mandar el centro al área, pero la defensiva leonesa despejaba.

Aprovechando la confusión, Ángel David Comizzo salía disparado de su portería para embestir a Carlos. Primero le empujó, a pesar de que el balón ya estaba lejos. Luego, en el suelo, tomó impulso con su pierna derecha y estrelló el talón en la frente del veracruzano. Una patada de cadena perpetua.

Arturo Brizio marcó el penal rodeado de medio equipo esmeralda. El portero agresor llegó mentándole la madre, a lo que árbitro le respondió: «…la tuya y te quedas a que te metan a ti el gol. Y te lo adelanto, si la paras, la repito».

Sin embargo el nazareno ha tratado de desmentir esa versión, argumentando que Palencia le distrajo y no alcanzó a ver la patada, y que por eso no expulsó al argentino.

Sea como fuere, «el Grandote» de Cerro Azul fue medio parchado, se levantó y, aunque la sangre seguía escurriendo, se preparó para tirar el penal.

Con una banda en el costado del rostro, el escudo de la Máquina lleno del líquido rojo, mezclado con sudor, Carlos Hermosillo se alistaba para patear el balón más importante de su etapa cruzazulina.

Comizzo le observaba resignado y el delantero, con una pierna derecha tranquila, clavaba el penal al costado izquierdo del arquero.

Campeón con Cruz Azul

Cruz Azul levantaba la copa de la mano de su gran ídolo, un inmenso mexicano que ya estaba colocado en lo más alto de los goleadores históricos de la liga mexicana y que cerraba con broche de oro una excelsa etapa con el club de sus amores.

Después de los festejos por el título, Carlos fue llamado a Guadalajara, donde se le ofreció un contrato tres veces más grande que el que tenía actualmente en el Azul. En una muestra de lealtad, viajó a Cuernavaca para platicarlo con Billy Álvarez, quien le dijo que él ya era parte de la familia y que no podía irse de la Máquina.

Hermosillo decidió quedarse y sólo  meses después, al finalizar el Verano 98, fue incluido en la lista de transferibles.

El ídolo le decía adiós al Cruz Azul. Se iba con 3 campeonatos de goleo, dos Citlalis al mejor delantero del país, una Copa México, dos Copas de Campeones de la CONCACAF y un título de liga, marcando 198 goles en 266 partidos de todas las competencias. Un jugador de época por el que todavía suspiran los aficionados cementeros.

Pero a pesar de su gran 1997, en el que incluso fue el mejor goleador de la Selección Mexicana rumbo a Francia 98, Manuel Lapuente lo dejaba fuera de la lista de convocados mundialistas.

El técnico también descartaba a Galindo, Coyote y Ríos, para confiar en la juventud del Cabrito Arellano y en el gran momento del Matador Hernández, pero también dándole su voto a Ricardo Peláez, que entonces tenía ya 35 años, dos más que Hermosillo.

A pesar de la decepción para el delantero, el tiempo pareció darle la razón al seleccionador, que tuvo un mundial histórico.

Con esto, Carlos Hermosillo le decía adiós al seleccionado nacional, donde jugó 90 partidos y marcó 34 goles, posicionándose en el quinto puesto de máximos anotadores, detrás del Matador, Cuauhtémoc, Borgetti y Chicharito.

Con el Tri tuvo una buena participación, tristemente sus goles fueron marcados en amistosos y eliminatorios; el veracruzano nunca pudo marcar en una competencia importante.

Carlos Hermosillo en Necaxa

Fueron los Rayos del Necaxa quienes se llevaron al delantero de 34 años. La década dorada de los de Cuautitlán Izcalli todavía no terminaba y buscaban apuntalar su plantilla, por lo que Hermosillo era ideal.

Invierno 98

El Invierno 98 sería un gran torneo para los rojiblancos. Quedaban cuartos en la general y aunque Carlos ya no tenía la pegada de antes, sería esencial en la fase final.

Primero perdían en la ida de cuartos contra los Tecos de la Autónoma, pero alcanzaban a empatar el global en el Azteca, con lo que amarraban el pase a semis.

Ahí se encontraban con un férreo Atlas, que ya daba visos de lo que se venía en el 99 y que buscaba venganza por la eliminación del torneo anterior.

El primer partido fue denso y luchado, siendo los Rojinegros quienes tuvieron más oportunidades, además de una falla clara de Hermosillo.

En la vuelta los de Guadalajara iniciaban ganando con gol de Lagorio, pero los necaxistas no tardarían en responder. Tras un centro de Vázquez, el de Veracruz se levantaba para rematar el balón y con ello se convertía en el máximo anotador mexicano en liguillas, aunque luego fue igualado por Zague y superado por Borgetti y García Aspe.

Al 47’, Adolfo Ríos se comía un remate lejano de Juan Pablo Rodríguez, pero sólo dos minutos después el veterano Hermosillo robaba una bola al borde del área atlista, para mandar un delicioso centro que era firmado por Sergio Vázquez.

El juego se ponía sabroso con el empate a dos, pero Carlos no iba a dejar ir el partido y marcó el de la diferencia apenas rozando el balón con la frente. El de Cerro Azul se ponía la capa de héroe y llevaba a los Rayos a una nueva final de liga.

Ya ahí se enfrentarían a un buen Guadalajara dirigido por el Tuca Ferretti. En la ida, después de un extraño ritual, Hermosillo probaba al arquero chiva, que desviaba a tiro de esquina.

Luis García fallaba una clarísima frente a la portería y luego repetía su mala actuación, con otra barrida que no se concretaba. El número 27 tenía otra oportunidad y Zúñiga desviaba otra de peligro.

Los dos equipos rojiblancos llegaban al partido definitivo con los ánimos a tope. Adolfo Ríos se resarcía de sus fallas parando el penal de Coyote al 25’ y el Emperador Suárez mandaba su disparo a la base del poste.

Acto seguido, Manuel Martínez sacaba un zapatazo que también se iba a estrellar al palo. Las Chivas estaban incisivas y Necaxa no encontraba respuestas.

No obstante, arrancando el segundo tiempo Salvador Cabrera disparó desde fuera del área, sorprendiendo a todos con el primero gol del partido.

A un minuto del final, después de un saque de manos, el Tiburón Sánchez le regalaba la bola a Hermosillo, quien retrocedía para Aguinaga, mismo que regresaba al delantero.

Éste recortó a dos defensas y dejó plantado al arquero; en un par de segundos se dio cuenta que era mejor ceder el gol a su compañero y así caía el segundo y definitivo para Necaxa, con lo que alzaban su tercer título noventero.

Carlos Hermosillo ganaba su séptimo y último trofeo liguero, convirtiéndose en el tercer jugador con más campeonatos mexicanos, sólo por detrás del Jamaicón Villegas y Sabás Ponce, grandes leyendas de las Chivas Campeonísimas que ganaron 8 títulos entre 1956 y 1965.

Carlos Hermosillo en Los Angeles Galaxy

Después de otro semestre sin grandes logros, Carlos era cedido al Galaxy de los Ángeles. En su paso por Necaxa dejó 13 goles en 36 partidos.

En Estados Unidos también marcó diferencia, sobre todo con los 4 goles en las semifinales de conferencia ante el Dallas Burn, con lo que llegaba a la final de la temporada 1999.

Sin embargo ahí su propio portero los sentenciaba a la derrota y el mexicano no podía hacer nada para evitarlo, por lo que el DC United se quedaba con la copa. Con los de California, Carlos jugó en 34 ocasiones y marcó 19 veces, entre 1998 y 1999.

De regreso en América

Hermosillo regresaba al Club América para jugar un torneo corto. Dio muy buenos partidos, incluyendo un doblete en la despampanante victoria por 6-1 ante Santos y otro más en la Copa Libertadores, contra el Olimpia de Paraguay.

De hecho su participación en este torneo es muy recordada, ya que fue pieza fundamental para que el equipo llegara a semifinales, a lado de Cuauhtémoc Blanco.

Tristemente, una mala marca de su parte en los minutos finales de la vuelta, provocó que Walter Samuel metiera el gol que dejaba fuera al América, que había luchado para remontar un difícil marcador adverso.

Con esto, el delantero le daba el adiós permanente al equipo que le vio debutar. Con el Club América, Carlos Hermosillo jugó 200 partidos y marcó 93 goles, además de ganar 5 títulos de liga y una Copa de Campeones de la CONCACAF.

Fue un futbolista de época con las Águilas, aunque muchos aficionados e incluso el mismo club, desdeñan su historia debido a su paso con el Cruz Azul.

Se fue a jugar un torneo con Atlante, en donde marcó 8 goles en 26 partidos.

Carlos Hermosillo en Guadalajara

Su última aventura profesional fue a los 37 años, en las Chivas de Guadalajara. La última anotación en el futbol profesional para Carlos Hermosillo, llegó con un certero cabezazo en un partido contra Celaya.

En el equipo de los mexicanos no logró títulos, pero se despidió con 8 goles en 40 partidos jugados.

Después de sentir que su cuerpo ya no lograba recuperarse de un partido a otro, anunció su retiro de las canchas.

El 19 de marzo de 2002, rodeado de figuras de la talla de Maradona y Bam Bam Zamorano, Carlos Hermosillo se despedía del futbol, frente a la mirada de un Estadio Azul que jamás le olvidará.

Un futbolista de carrera redonda, que lidereaba con el ejemplo y que batió récords a diestra y siniestra. Su marca de 294 goles anotados en liga le convierten en el segundo mejor anotador de la historia de México, sólo por detrás de Cabinho.

Fuerte, imponente, respetable, explosivo de joven, certero como veterano, resiliente a las adversidades, goleador histórico, figura nacional. Así fue Carlos Hermosillo, una eminente Leyenda del Futbol Mexicano.

¿Qué parte de la historia de Hermosillo no conocías? ¿Crees que está en el top 5 de los mejores delanteros de la historia de México? ¿Por qué crees que no pudo brillar en Selección tanto como en sus clubes? Déjamelo saber en tus comentarios.

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