Existen muchos delanteros en México que se fueron sin recibir el crédito que merecían, también otros infames, como algunos que salieron de los Campeones Sub 17 del 2005, y en otro apartado, están aquellos que cumplieron a secas pero nos dejaron con un sentimiento de que pudieron hacer mucho más con su carrera.
Lamentablemente, Carlos Ochoa fue uno de ellos. El delantero nacido en Apatzingan nos regaló momentos de luz, y muchos otros de sombra, hoy le damos un repaso a su carrera.
El Jet, como lo apodaban por su explosividad y velocidad, nació un 5 de marzo de 1979. Casi veinte años después, en la temporada 1998-1999 realizó su debut en Segunda División con el Real Cuautitlán.
Tras esto Ochoa deambuló por Necaxa, Lobos -otra vez en segunda- y Tigres. Fue con los Felinos con quienes logró tener una mayor regularidad, anotando 11 goles en 65 partidos.
A pesar de no tener unos números muy impresionantes, Ochoa consiguió cumplir el sueño europeo y en el 2002 se marchó al Osasuna, donde solamente jugó 5 partidos entre Liga y Copa del Rey, sin anotar en alguno de ellos.
Tras el fracaso en España, regresó a México a jugar para el Querétaro, donde la fortuna le sonrió y consiguió 10 goles en 30 partidos, estos lo catapultaron a Jaguares, donde tuvo su mejor época como jugador.
Ochoa defendió la playera Chiapaneca en tres ocasiones durante su carrera. La primera fue entre 2004 y 2006, donde llegó a Cuartos de Final hasta que fueron eliminados por Chivas, la segunda fue en 2010 y la última en 2013-2014. En total, Carlos anotó 40 goles en 110 partidos, una tercera parte de las anotaciones en su carrera.
De 2006 a 2009 jugó para Monterrey, donde logró 16 goles en 81 juegos, esto valió para que el Guadalajara se fijara en él y lo obtuviera a préstamo con opción a compra.
Ochoa llegó como una bombita ilusoria para la fanaticada rojiblanca, y vaya que inició con el pie derecho. El primer título de su carrera llegó tras ganar el Interliga 2009 y en su debut en Liga le anotó dos goles a Cruz Azul. Pese a esto, su nivel fue bajando al grado de ser separado por el equipo y relegado a la filial de Segunda División. Al terminar su andar con el club, Carlos logró solamente 6 goles en 16 partidos con Chivas.
Se marchó a Santos, donde probó las mieles de ser campeón tras derrotar al Monterrey de Vucetich, y tras esto jugó en equipos como Atlas, Veracruz, una segunda etapa con Tigres y Monarcas, club en el que se retiró. Logró 21 goles desde su salida con los Laguneros.
A nivel de Selección, formó parte de aquel infame grupo que cayó en los Cuartos de Final de la Copa Oro 2002. Anotó un gol en 10 partidos con el Tri, mismo que hizo en la citada copa en el triunfo 3-0 ante Guatemala.
De 1.80 metros y con grandes cualidades técnicas, este delantero de escaso cabello se alejó de las canchas dejando la sensación en los fanáticos de que pudo haber dado mucho más con la capacidad que tenía.
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