El Club Deportivo Guadalajara ha gestado su historia con momentos llenos de heroísmo pero también sufrimiento.
Una de las batallas más épicas que protagonizó se llevó a cabo hace quince años, estamos hablando de "El Milagro del Centenario".
En el año 2006, Chivas se encontraba de manteles largos festejando sus diez décadas de existencia, el club formado en 1906 por Edgar Everaert encaraba el torneo con la difícil misión de coronarse en su festejo y de paso poner fin a una sequía de casi diez años sin título, lapso de tiempo en el que perdieron finales bastante dolorosas.
La plantilla, que se había fortalecido con nombres como Diego Martínez, Gonzalo Pineda y Sergio Santana, tuvo un andar irregular durante el torneo, lo que provocó que Hans Westerhoff, entrenador del Rebaño, fuera despedido.
Los jugadores intercedieron por el holandés y convencieron a Jorge Vergara de dar marcha atrás, sin embargo el estratega declinó el ofrecimiento de seguir por el orgullo, así fue como un joven José Manuel De La Torre se convertiría en el técnico interino
El Chepo arrancó con una victoria ante Cruz Azul gracias a un golazo de volea del Bofo Bautista. Con amor propio y buen futbol, el Rebaño alcanzó a corregir el rumbo y se coló a la Liguilla del Clausura 2006 en séptimo lugar con apenas 23 puntos, fruto de 6 victorias, mismo número de derrotas y 5 empates.
Fue una Liguilla atípica por las bajas. La Copa del Mundo Alemania 2006 estaba a la vuelta de la esquina y por dicha razón los Seleccionados Nacionales dse concentraron tiempo antes. El Guadalajara fue de los más afectados luego de tener que despedirse de Oswaldo Sánchez, Omar Bravo, Maza Rodríguez y Ramón Morales, toda la columna vertebral del equipo.
Sin el capitán, el goleador, el arquero, el líder de la defensa y el mejor contención, Chivas debió recurrir a antiguos héroes campeones en 1997 para sacar la casta. Jugadores como el Tilón Chávez y el Pirata Castro se enfundaron la rojiblanca una vez más para enfrentar en Cuartos de Final a los Jaguares de Chiapas.
El cuadro dirigido por Luis Fernando Tena había enamorado a propios y extraños con una plantilla competitiva hasta la médula integrada por el Gato Ortíz, Walter Jiménez, Salvador Cabañas y Carlos Ochoa entre otros. Llegaban segundos de la general, tan sólo un punto abajo del líder Pachuca.
El partido de ida estuvo marcado por la voluntad del Guadalajara, pero también por sus errores, pues un timorato Alfredo Talavera regalo el gol del triunfo jaguar en el último minuto.
Dicha falla le costó a Alfredo su futuro en Chivas. Para el partido de vuelta el Chepo alineó a Luis Michel, quien se convirtió en el sustituto oficial de Oswaldo Sánchez tras su partida a Santos un torneo después.
La misión tenía tintes imposibles, un equipo parchado, que no ganaba hace más de 6 juegos, se metía al Víctor Manuel Reyna, un estadio donde rara vez podía sacar más de un punto, con la misión de ganar sí o sí por dos goles o más, pues el primer juego había acabado 3-2.
Por si la encomienda no fuera suficientemente difícil, el Lorito Jiménez abrió el marcador para Jaguares a menos de un minuto de iniciado el juego. Todo parecía cuesta arriba para el Chiverío, que ahora necesitaba tres goles para llegar a Semifinales.
El Guadalajara no se desestabilizó, atacaron y obtuvieron su recompensa al vencer la portería rival en dos ocasiones antes del primer tiempo, primero mediante Diego Martínez y luego gracias a un bonito gol de Edwin Borboa.
Para el segundo tiempo Chivas iba por un gol más, pero un clavadazo de Chava Cabañas en el área provocó un penal que el mismo paraguayo se encargó de hacer efectivo para regresar las cosas a donde estaban en un principio.
Adolfo Bautista anotó de penal con personalidad y de nueva cuenta el cuadro rojiblanco se encontraba solamente a un gol. Pasaron los minutos, el pase parecía esfumarse para los rojiblancos mientras que Jaguares soñaba con llegar a unas Semifinales por primera vez. Fue a escasos dos minutos del final que Johny Magallón levantó la pelota al área y su tocayo de apellido García se tendió de palomita para vencer dramáticamente al Gato Ortíz y hacer explotar el estadio.
"No lo puedo creer", gritaba Enrique Garay -aquella liguilla también la narraron cronistas de otros deportes, pues el reparto estelar ya se encontraba en Alemania- y efectivamente, nadie, ni el Gobernador de Chiapas que se encontraba en el estadio para festejar, pudo creer lo que ocurría: aquel 7 de mayo de 2006, Chivas ganó 4-2 en el Victor Manuel Reyna y gestó así el Milagro del Centenario.
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