Cruz Azul es un equipo que nos tiene acostumbrados a las más grandes e inverosímiles tragedias, una de ellas fue cuando los empataron en el último minuto de la temporada regular y fueron eliminados con un gol de un jugador mayor de cuarenta años que para el colmo de los males era portero y era su ex jugador, estamos hablando del Conejo Pérez.
El Clausura 2017 no fue el más sencillo para la Máquina. El equipo no logró encontrar el rumbo de la mano de Paco Jemez y como consecuencia estaba navegando en la parte media baja de la tabla.
A la última jornada llegaron con 20 puntos y la muy remota posibilidad de calificar a Liguilla si vencían a Pachuca y los resultados se combinaban. El equipo había ganado 5 juegos, empatado 5 y perdido 6, mientras que su rival llegaba en décimo al tener 3 puntos de ventaja.
El encuentro se llevó a cabo en la Bella Airosa y estuvo por un primer tiempo muy cerrado donde ambas escuadras salieron con el cuchillo entre los dientes.
Las redes se movieron hasta el segundo tiempo. En el minuto 57 Franco Jara abrió el marcador y adelantó a los Tuzos rumbo a la calificación, sin embargo tan sólo dos minutos después Richard Ruíz apagó la algarabía con un cabezazo para empatar.
Pachuca se lanzó con todo al frente y dejó espacios que la Máquina concretó mediante una jugada que terminó en penal y gol de Martín Cauteruccio.
Los celestes se aferraban a la esperanza de calificar. Parecían sacar 3 puntos de oro cuando el arbitro pitó un tiro de esquina al 93. El balón viajó al área, y un viejo conocido fulminó a su ex equipo mediante un certero cabezazo digno de cualquier 9 matón.
El Conejo celebró eufórico, el partido terminó con ambos cuadros eliminados -pues el empate no le servía a nadie- pero con el Cruz Azul tendido dramáticamente sobre el campo una vez más.
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