El Matador Hernández es uno de los jugadores más carismáticos y recordados que hay en nuestro país gracias a su peculiar sentido del humor, olfato goleador y característica melena dorada.
Recordado por haber regalado una gran Copa del Mundo en Francia 1998 donde ilusionó a la gente con sus goles pero también falló una ocasión clara frente al arco que pudo significar la clasificación a Cuartos de Final, Luis es un jugador con una de las trayectorias más envidiables dentro de nuestro país.
Surgido de la cantera del Cruz Azul, donde debutó en 1990, el Matador se ganó rápido el reconocimiento de las personas por su calidad en la cancha, misma que lo llevó a pasar por Querétaro y Monterrey hasta que llegó a su amado Necaxa.
Con los Súper Rayos se destacó por ganar dos Ligas MX, una Copa México y un Campeón de Campeones, todo esto lo llevaría a Tigres, donde también demostró su categoría al anotar 39 goles en 65 partidos.
Pero antes de eso, en el inter de los dos equipos, Luis llegó al mítico Boca Juniors de Argentina, donde jugó a lado de Diego Armando Maradona.
“Tuve la oportunidad de poder decidir si me iba a jugar en Europa, pero decidí irme a jugar a Boca Juniors porque estaba el mejor del mundo. Fue algo que decidí muy bien, no me arrepiento"
Con el Pelusa formó una relación cálida donde el argentino lo cobijó en el vestidor e inclusive le hizo una loca proposición para celebrar que había anotado en su primer partido.
"Yo debuto contra Colo-Colo allá en Chile, desafortunadamente perdimos en la Mercosur, juego con Maradona, con Caniggia y meto el gol del empate. Eso fue un sábado… el jueves llega Maradona al vestidor y me dice: Luisito vení, sos un hijo de puta, ¿dónde estabas en el hotel el sábado? Te fuimos a buscar, te íbamos a festejar tu gol, íbamos a festejar tu gol con 20 putas”
Al final, el Matador debió regresar a México, pues con los argentinos jugó sólo 4 partidos y anotó dos goles, sin embargo esto no afectó su popularidad, pues tras su paso por Tigres llegó al América, donde fue campeón de liga otra vez, y jugó las Copas del Mundo de 1998 y 2002.
“Todos los días estar en ese vestidor era un agasajo. Maradona no iba el lunes, no iba el martes, no iba el miércoles, llegaba el jueves al interescuadras en un Mercedes, en un Porsche y una vez llegó en un tráiler. Dijo: no tenía nada en que venirme y pasé a la tienda de autos y me compré este camioncito”
No cabe duda de que El Diego era todo un personaje, y que Luis Hernández fue seguramente uno de los mexicanos que mejor lo conoció.
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