Las porterías mexicanas siempre han contado con extraordinarios referentes. Semestre tras semestre, nos topamos con nombres de cancerberos, nacionales y extranjeros, que son garantía para sus equipos, incluso en Selección Nacional.
<La década de los 2000 tuvo a enormes referentes, como Oswaldo Sánchez, José de Jesús Corona y un joven Memo Ochoa, todos ellos guardametas altos, fornidos y poderosos.
Sin embargo un chaparrito de escasa cabellera, pero repleto de corazón, demostró que la altura podía ser sustituida por la agilidad y la rapidez mental, aparte de la disciplina y trabajo constante, para convertirse en uno de los más grandes cancerberos de todos los tiempos.
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