Lucas Lobos, futbolista argentino nacido el 3 de agosto de 1981, fue por un lapso de 6 años, uno de los mejores jugadores de toda la Liga MX. Su visión de juego combinado con la gran clase que tenía, lo colocó de inmediato como un referente de Tigres, sin embargo, su gran trayectoria se vio drásticamente terminada por una inusual razón.
Media punta por naturaleza, Lobos surgió como futbolista profesional en Gimnasia y Esgrima La Plata, luego de haber sido rechazado por clubes como Newell's Old Boys y Boca Juniors. A los 18 años fue fichado por Gimnasia para sus divisiones inferiores y en tan sólo tres meses, dio el salto al primer equipo, permanecería en el club de 2001 a 2005.
Para finales de 2005, fue fichado por el Cádiz CF, club de La Liga Española por tres años, a pesar de su gran rendimiento e inmediata adaptación, Lobos no pudo evitar el descenso de su club y fue ahí, cuando para diciembre del año 2007, fue fichado por los Tigres de la UANL, que todavía seguían buscando relevo al gran Walter Gaytan. Vaya que Lobos llenó sus zapatos de sobra.
Militó para el equipo regiomontano cinco años y medio, en donde fue pieza fundamental para que los felinos primero evitaran el descenso y luego pelearan por títulos. En 2011, Tigres se coronó con Lobos como capitán. En 13 temporadas portando los colores universitarios, Lucas convirtió 64 goles y además sumó 33 asistencias, se convirtió todo un ídolo de la afición y además, un ícono de la LigaMX, en donde ganó por doble partida, el Balón de Oro al mejor jugador del torneo.
De manera sorpresiva, Lobos fue transferido al Toluca en 2014, siendo el fichaje bomba del mercado. Su pase fue por poco más de 8 millones de dólares, sin embargo, el talentoso mediocampista jamás pudo mostrar el gran nivel que tuvo en Tigres, y sumado a las lesiones de rodilla, sólo pudo jugar dos torneos como diablo, en donde apenas rebasó los 40 partidos jugados y solamente dos anotaciones con tres asistencias. La gran decepción que resultó ser en Toluca, no pasó desapercibida para Hernán Cristante, quien una vez que tomó las riendas de la dirección técnica, de inmediato le hizo saber a Lobos que no iba a ser tomado en cuenta.
Una vez terminada su aventura en Toluca, Lobos no dudó y regresó a su país natal, más concretamente al club Gimnasia y Esgrima La Plata, en donde terminó por cerrar su carrera con una fuerte depresión debido a problemas personales.
Los temas personales, aunados a las constantes lesiones, alejaron la mente de Lobos de las canchas de futbol y jamás pudo recuperar el nivel que mostró en España y Nuevo León, aún así, siempre lo recordaremos como el jugador que se convirtió en ídolo de Tigres mucho antes de los Gignac, Dueñas o Nahuel.
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