Los románticos del futbol mexicano siempre defienden los antiguos torneos largos, recordando con nostalgia las temporadas enormes que terminaban también en una liguilla.
Muchos desdeñan los campeonatos ganados en un semestre, argumentando que sólo se hacen por negocio y no dan tiempo a que los técnicos y las figuras dentro de la cancha destaquen o retomen su nivel, además de que ningún equipo ha logrado hacerse con la jetatura total en los torneos cortos.
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