Las 'Águilas' del América se enfrentaron contra el River Plate argentino durante el máximo torneo a nivel de clubes del nuevo continente el 2 de abril de 2008.
Para aquella edición las águilas llegaban de capa caída como sotaneros del Clausura 2008 mientras que River Plate lo hacía como superlíder de la liga argentina.
Las apuestas estaban a favor de River que era el favorito para llevarse la serie. Antes, en febrero, ya habían superado al América con apretado 2 a 1 en el Estadio Monumental.
Con un Coloso de Santa Úrsula a reventar, el River Plate del ‘Cholo’ Simeone empezaba el partido como se esperaba, siendo agresivos al ataque y consiguiendo primero la ventaja.
Cristian Nasuti cabeceó un centro inteligente del que más adelante sería jugador del Puebla, Matías Abelairas. Paco Memo Ochoa tapó el embate de Nasuti, pero para su mala fortuna cedió rebote el cual se encontró Rodrigo Archubi, que dicho está de paso se encontraba en off side, y no desaprovechó la oportunidad para marcar el primero de la noche.
Fue hasta el segundo tiempo que América pudo hacerse presente en el partido. ‘El Kevin’ Rojas tiró un centro a la hoya donde el defensor, Rodrigo Íñigo, se tiró de palomita para empatar los cartones.
La vuelta al marcador fue orquestada por Salvador Cabañas. El paraguayo tomó el balón por el sector izquierdo, frente a su marca levantó la cara y posteriormente tiró un centro de parte interna a la ubicación de Enrique Esqueda. El Paleta se meció en el aire y sobre la marca de Nasuti picó la pelota a primer poste dejando sin oportunidad a Juan Carrizo.
No obstante, solo un minuto después River Plate igualó la pizarra. Abelaris cobró nuevamente un balón parado, América marcó pésimo, Diego Cervantes fildeó mal el balón y lo clavó en propio arco.
Afortunadamente para Cervantes el futbol es tan generoso que le dio la oportunidad de reivindicarse minutos más tarde y no la desaprovechó. Oscar Rojas llegó a línea de fondo y centró buscando rematador. Lo encontró en la humanidad de Diego Cervantes, quien de cabeza y a la altura de manchón penal mandó a guardar el balón para poner el 3 a 2.
El juego aéreo era un verdadero dolor de cabeza para el joven Guillermo Ochoa y él mismo se evidenció con una pésima salida que le permitió a River encontrar el gol del empate a 3.
Sin embargo, estaba escrito que aquella noche en la Ciudad de México los locales se llevarían la victoria.
Salvador Cabañas recibió la esférica de espaldas a las afueras del área grande, controló orientado hacia su perfil izquierdo y en el mismo movimiento giró descomunalmente para luego soltar un zapatazo cruzado que entró a la portería de Carrizo luego de besar el poste.
4 a 3 ganó el América que haría en adelante una muy buena copa. Avanzó a octavos y echó al Flamengo, en cuartos eliminó al Santos de Brasil, pero en semis cayó ante la Liga Deportiva Universitaria de Quito.
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