Nacido en Puebla en 1944, Manuel Lapuente fue una de las figuras más destacadas del futbol mexicano durante gran parte de las décadas de 1980, 1990 y parte de los 2000. Genio detrás de la táctica en el terreno de juego, siempre mostró una capacidad muy pocas veces vista para imprimir su sello de juego a los equipos que dirigió, sobretodo al inicio de su carrera como entrenador.
Campeón con Puebla, Necaxa y América, el futbol que Lapuente hacía jugar a sus dirigidos siempre fue inteligente: una buena base defensiva, robos de balón en media cancha y desprendimiento rápido al ataque fue su sello característico.
Surgió como entrenador en 1978 con el equipo de sus amores, el Puebla, mismo en el que en dos etapas se coronó campeón de la Primera División. Esto no pasó desapercibido para grandes equipos de nuestro balompié, quienes cada temporada trataban de contratarlo, sin embargo, cuando Cruz Azul logró hacerse de sus servicios, las cosas no funcionaron.
Tras vagar en equipos como Tigres, Atlante y Ángeles, Lapuente fue contratado en 1994 para dirigir al Necaxa, equipo que hacía más de 60 años no sabía lo que era ser campeón de liga y que desde su regreso a la Primera División, en 1982, era un club de mero relleno en el torneo. Las cosas cambiaron drásticamente cuando Manolo comenzó a trabajar.
La llegada de jugadores como Ivo Basay, Ricardo Peláez, Sergio Almaguer, Ignacio Ambriz y, sumado a las grandes actuaciones de históricos como Nicolás Navarro y Alex Aguinaga, volvieron al Necaxa, la gran potencia futbolística en México por gran parte de los 90 y principios de los 2000.
Con Lapuente ganaron los últimos dos torneos largos que hubieron en la Liga MX, además de llegar a las siguientes dos finales, torneo de Copa MX en 1995 y la Recopa de la Concacaf en 1994.
Consolidado como el mejor entrenador de nuestro país, fue contratado para dirigir a la Selección Mexicana en 1998, meses antes del Mundial celebrado en Francia. La participación de nuestro país ha sido una de las más recordadas, no sólo por el gran futbol desplegado, sino por la entrega que los nuestros dieron en cada uno de los partidos. Al final, el ser eliminados por Alemania en Octavos de Final, no fue un premio justo para un equipo que lo dio todo en la cancha, comandados por la mente maestra de Lapuente.
Al años siguiente, México logró su primer y único título de selecciones reconocido por la FIFA tras vencer 4-3 a Brasil en la final de la Copa Confederaciones.
Para 2001 abandonó la selección y volvió a dirigir en clubes para dar el ‘último canto del cisne’ en cuanto a éxitos se trata cuando dirigió de 2001 a 2003 al América, mismo al que hizo campeón en 2002.
Lapuente siguió entrenando hasta 2013, sin embargo, jamás pudo alcanzar el nivel como entrenador que logró durante las dos décadas previas. Hoy lo recordamos como un gran referente del balompié, y sin duda, una leyenda del futbol mexicano.
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