Antes del Chucky, Guardado y Moreno, hubo un jugador que se encargó de abrir con éxito las puertas de los Países Bajos para los mexicanos, su nombre es Carlos Salcido.
Si bien es cierto que el Sa Sa no fue el primer jugador en militar en la Eredivisie, sí fue el primero en conseguirlo con notorio éxito al consagrarse como uno de los mejores defensas del mundo.
El futbolista de Chivas es un ejemplo de superación con una historia digna de contar en los programas de televisión. Sobrevivió a una vida llena de carencias en su natal Ocotlán y fue capaz de abrirse las puertas del éxito mediante el balón. Carlos no tenía intenciones de ser profesional, lo único que buscaba era un ingreso para llenar el estómago todos los días sin saber que un día el futbol era el que lo encontraría a él.
Acudió a ver jugar a sus amigos, y al faltar uno de ellos le pidieron utilizar el registro para que el equipo no tuviera que jugar incompleto. Al terminar ya se había ganado la atención de los visores para formar parte del Club Deportivo Guadalajara, donde debutó a los 21 años bajo el mando del cabezón Ruggeri.
A los 23 ya era titular indiscutible, y a los 25 una magnífica Copa Confederaciones donde México hizo temblar a Argentina lo puso en los ojos del mundo.
Así, Carlos Arnoldo llegó al PSV Eindhoven dirigido por Ronald Koeman e integrado por cracks como Philip Cocu, Alex, Gomes, Patrick Kluivert, Ibrahim Afellay y Jefferson Farfán, con quien entabló una gran amistad que fue clave a la hora de su adaptación.
El fichaje de Salcido fue ilusorio para los fanáticos de nuestro país, hambrientos de ver emigrar a más compatriotas. Pável Pardo, Ricardo Osorio, Andrés Guardado y Francisco Fonseca se unieron también a la aventura en otros equipos, sin embargo, la llegada de Carlos era la que representaba un futuro más incierto.
El mexicano no defraudó y en poco tiempo se ganó la confianza de su técnico y el corazón de los fanáticos, tanto así que en las gradas se volvió habitual escuchar el coro titulado “Mi amigo Salcido”, un canto dedicado a su figura.
Carlos se marchó del PSV tras cuatro temporadas donde consiguió ganar dos veces la Eredivisie y una vez la Supercopa de Holanda, su siguiente destino fue el Fulham de Inglaterra, donde sólo jugó por un año hasta que el bienestar de su familia lo llevó a regresar a México para cosechar más éxitos, primero con Tigres, y después en el equipo de sus amores, las Chivas, hasta que llegó el momento de retirarse con la playera del Veracruz.
Además de sus logros europeos, Salcido se colgó dos Ligas MX, una Copa, una Supercopa, una Concacaf Liga de Campeones, la Copa Oro y lo más importante: la medalla Olímpica. Con Selección disputó 9 competencias oficiales incluida la Copa del Mundo y Copa Confederaciones.
Pero su importancia no se reduce a los impresionantes logros, Salcido fue la vitrina y el máximo embajador de los mexicanos en Holanda, después de este exitoso fichaje el PSV incorporó en sus filas al Maza Rodríguez, Andrés Guardado, Héctor Moreno, Hirving Lozano y Erick Gutiérrez, jugadores que orgullosamente ampliaron la lista de éxitos y fortalecieron el vínculo entre estos dos países futboleros.
De Ocotlán para el mundo: Carlos Salcido, el amigo por excelencia de los aficionados al futbol.
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